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No es azar sino ignorancia




Conmemorando el Día Internacional de la Tierra, TVE2 emitió el pasado 5 de junio la película Tierra (Earth) del año 2007, dirigida por Alastair Fothergill y Mark Linfield, autores de la película "Deep Blue". En "Tierra" emprenderemos un fascinante viaje por nuestro planeta, de norte a sur y a lo largo de las cuatro estaciones, para retratar los contrastes entre las diferentes partes del globo terráqueo y sus transformaciones naturales. La serie tardó 5 años en rodarse, con más de 200 localizaciones en 26 países diferentes, y 250 días de fotografía aérea.

Al comienzo del film, doblado al castellano por la poderosa voz de Constantino Romero, se nos dice que "la vida del planeta está regida por el azar y la influencia del sol" y se nos explica cómo de no ser por la catastrófica colisión de un meteorito que inclinó el eje de rotación del planeta, la diversidad climática, las estaciones y muchas de las trasformaciones cíclicas de la vida, así como toda la biodiversidad que esto implica, no se hubieran dado en esta singular y mágica esfera azul que navega en el espacio infinito.

¿Realmente puede la ciencia sostener aún este asunto del azar? ¿Cómo es posible tanto talento técnico y tan poca profundidad trascendente? ¿Alguien creería que este impresionante film pudo rodarse por "azar", que todas esas historias singulares tan bien narradas eran azarosas, que lo que le sucede hoy al planeta es también fruto del azar?

Es una contradicción mostrar esas monumentales imágenes, que no son otra cosa que una recreación de una realidad aún más sobrecogedora, y atribuir el origen de todo al azar. No puedo comprenderlo.

Durante los 90 espléndidos minutos que dura ese retrato impresionista de la vida, cualquier suceso es explicado como una consecución de causas y efectos. En realidad la ciencia trata de encontrar las causas de los efectos que observa metódicamente en el mundo natural. Especula mediante la lógica para encontrar teorías que expliquen esa relación entre la causa y el efecto, y en esas especulaciones a veces se les va la olla. Cuando no encuentran la explicación no dicen "¡milagro!" sino "¡azar!", pero en realidad es tan inexplicable lo sobrenatural como lo desconocido.

Lo que no es para nada atribuido al azar es el impacto que el ser humano tiene sobre la vida en la tierra. La causas son bien conocidas por todos pero, al contrario de lo que sucede normalmente, lo que desconocemos aún es la verdadera proporción, complejidad y gravedad de los efectos. Sobre todo, esto es más escandaloso en el caso de nuestros océanos. No sabemos aún muchas cosas de ellos; ¿cómo vamos a predecir los efectos que causará nuestro irresponsable comportamiento? ¿dejaremos al azar la viabilidad de la vida tal como la conocemos en este planeta?
Mucho me temo que esta religión de la "ruleta rusa" no nos sirva de mucho para encarar el futuro.

La vida no se establece por un cúmulo de probabilidades, sino por una sinfonía de maravillosos acontecimientos interconectados cuyo propósito no es otro que el de manifestar su belleza y majestad.

Si entendiéramos así la vida, quizás habrá un motivo racional para mantener la esperanza en el ser humano y en el futuro de este magnífico experimento biológico.


 
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