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Crisis? What Crisis?


El grupo británico Supertramp editaba en 1975 su tercer LP en vinilo “Crisis? What Crisis?” Europa y el mundo entero entraban entonces en recesión. Las causas: subida espectacular del precio del petróleo y un replanteamiento del modelo de desarrollo industrial, hasta entonces motor de las economías en desarrollo. España, además, vivió aquello en medio de una reconversión política e industrial sin precedentes, con unos índices de paro que pasaron del 1,1% en 1970 al 21,9% en 1985. Pasamos de crecer un 7,5% en el periodo 70-75 a un 1,3% en el periodo 75-85. Recuerdo aquellos días grises y a la vez maravillosos como una época de tránsito y revoluciones, de amor y desamor, de aventura y esperanza. Después vino la reconversión, y lo que eran pueblos llenos de fábricas se convirtieron en pueblos llenos de bares, hoteles, agroturismo, museos...Era el fin de las grandes fábricas y el comienzo de la era de los servicios. Donde hubo un taller, ahora había un supermercado. Donde hubo unos altos hornos, ahora había un auditorio, y donde hubo unos astilleros ahora había un puerto deportivo, un acuario y un centro de buceo.

Dejamos de ser una nación en vías de desarrollo industrial, una potencia de segundo orden que se desperezaba tras el impulso desarrollista del franquismo, con sus pantanos, planes quinquenales y polígonos industriales, para llamar a la puerta de Europa con sus exigencias, ajustes y restricciones. Los que tenían vacas las cambiaron por camas y tenedores, y los que tenían un barco de pesca lo transformaron en un charter para turistas. Treinta años de prosperidad y desarrollo, olimpiadas y exposiciones universales, autopistas y superpuertos, urbanizaciones a todo trapo y ampliaciones de aeropuertos, ordenadores, teléfonos móviles, Internet y mucha tecnología punta...y España ya es la novena potencia desarrollada del mundo. Fantástico.

Pero el globo de colorines de nuestra lujosa y despilfarradora forma de vida ha pinchado. Se veía venir. Demasiados apartamentos vacíos y gente sin casa. Demasiadas hipotecas para pagar hipotecas. Demasiada demanda de agua y energía. Demasiado destrozo de costa. Demasiada oferta. Demasiados beneficios a corto plazo. Demasiado tiburón en las finanzas. Deamsiados pelotazos y engominados en los ayuntamientos.

Sin embargo no hay que olvidar una cosa: somos lo que somos porque venimos de una crisis que cambió por completo el país. Así que estoy de acuerdo con unas citas atribuidas a Albert Einstein que nuestro amigo Jorge Ceballos de Timanfaya Sub (Lanzarote) nos ha hecho llegar a nuestro correo:

“”No pretendamos que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos... La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’...Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia...El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos; sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia... Hablar de crisis es promoverla y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, ¡trabajemos duro!”

No hace falta ser un Einstein para saber qué debemos hacer: ¡Ponernos las pilas!

Javier Salaberria


 
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