Buceo XXI

Los límites están en nuestra mente

Los alumnos del curso de apnea impartido por Pelizzari eran de todas las edades y de todos los niveles. Los había que habían practicado apnea para pescar y los que habían practicado el buceo con botellas sin dedicarle demasiada atención a la apnea. Umberto contó una anécdota para reforzar la confianza de los cursillistas: en un curso anterior realizado en el Mar Rojo una señora de 55 años no consiguió bajar de los 3 metros el primer día. El último día descendió a 40. Las dos únicas chicas del grupo de 13 cursillistas parecían ahora más tranquilas a pesar de saber que cuentan con desventajas por su físico. Sin embargo, Pelizzari acabó por tranquilizarlas del todo cuando insistió en que el secreto de la apnea es el control mental. La apnea es algo mental más que físico. Comienza por un control eficaz de la respiración aplicando técnicas de relajación que nos permitan agrandar el volumen de la reserva de aire en nuestros pulmones (respiración diafragmática frente a la pectoral que es más superficial). Para esto el yoga nos ayudará mucho. También es importante la relajación dentro del agua puesto que el estrés nos hará aumentar el ritmo cardiaco y consumir más oxígeno.
Tras las clases teóricas que se complementaron con algunos videos de síncopes para prevenir este accidente en nuestras apneas, se realizaron prácticas en piscina y mar abierto. En las apneas estáticas los cursillistas aguantaron hasta 3 minutos la respiración bajo el agua, lo cual no está nada mal. En las modalidades de peso constante y peso variable, que se realizaron en mar abierto, se alcanzaban profundidades de 15 a 20 metros. El mar acompañó con visibilidades de 30 a 40 metros y una temperatura del agua ideal. Las apneas de peso constante se realizaban descendiendo por un cabo, y las de peso variable, ayudados de un peso del que se desprendían para el ascenso. Es muy importante saber y poder compensar bien los oídos ya que los descensos son a gran velocidad. Pronto los cursillistas descubrieron que lo más difícil no es tanto aguantar la respiración sino bajar a grandes profundidades en poco tiempo. La presión no sólo es física sino psicológica. Por eso hay que volver a insistir: la apnea tiene un componente mental superior al físico.
La última jornada se dedicó a realizar una apnea libre diferente, una especie de “aplicación práctica” de la apnea al mundo del buceo. Los alumnos bucearon en cuevas a pulmón, lo que fue especialmente gratificante. La presencia en todo momento tranquilizadora de Umberto animó mucho a que los participantes del curso rompieran sus propios temores alcanzando resultados insospechados. Todos quedaron gratamente sorprendidos por la experiencia.