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  La resurrección del Santísima Trinidad
 

 

La Universidad de Cádiz pretende reflotar y exponer el navío 'Santísima Trinidad' La institución avala un proyecto que sacaría de su tumba los restos del buque hundido en el Combate de Trafalgar y los haría visitables en un gran centro en Astilleros. Crearía además un gran Museo de la Navegación y de las Culturas Marítimas del Mundo. El informe señala que el pecio ya está localizado frente a Barbate.

 

 

 

Los restos del mítico Santísima Trinidad podrían rescatarse y ser tratados para mostrarlos al público en tierra firme. La UCA ha rescatado el proyecto y busca apoyos tras los últimos hallazgos de lo que pueden ser los restos del pecio.
Un buque hidrográfico con un sónar de barrido lateral podría haber encontrado el mítico buque a ocho leguas de la costa de Cádiz. El Santísima Trinidad naufragó durante la batalla de Trafalgar en las costas de Cádiz el 24 de octubre de 1805. Ahora, y según Vicente Carrasco, director comercial de Simrad Spain, S.L., podría haber sido localizado por el buque hidrográfico 'Malaspina' en una demostración con un sónar de barrido lateral. Las imágenes acústicas y sombras del fondo marino que ha recogido el 'Malaspina' revelan que hay un buque reconocible, tendido en el fondo. Carrasco afirma que "tanto la posición como la dimensiones del buque coinciden con el Santísima Trinidad", aunque tal afirmación debe ser confirmada por el Ministerio de Defensa con la ayuda de un robot.

El alcázar de los mares
El Santísima Trinidad fue construido en La Habana en 1769 y era el buque de guerra más grande construido en aquel momento con más de 61 metros de eslora y 16,59 de manga. De todos los navíos de línea -disparaban de costado-, era el único concebido con cuatro puentes armados con una artillería de 140 cañones.
En julio de 1779, cuando España declara la guerra a Gran Bretaña junto a Francia, en apoyo a las colonias norteamericanas en su Guerra de la Independencia, el Santísima Trinidad fue el buque insignia de la flota española, al mando de Federico Grayina y tomó parte en las operaciones en el canal de la Mancha. Pese a su escasa maniobrabilidad, se trataba de uno de los buques más respetados y en la lucha de astillas y pólvora de la fatídica mañana del 22 de octubre de 1805, luchó contra seis naves inglesas antes de ser desarbolado y rendirse. Fue capturado por los ingleses, con más de 200 muertos y 100 heridos. Los ingleses trataron de llevarlo al puerto de Gibraltar como trofeo, pero el buque no resistió y se hundió al sur de Cádiz el 24 de octubre.

Colosal proyecto
Un colosal proyecto que firma la Universidad de Cádiz pretende reflotar los restos de uno de los buques más legendarios de la historia de la navegación española. Tras dos siglos de silencio en su tumba de algas, un equipo de la UCA propone la titánica tarea de sacarlo a flote, conservarlo y exponerlo en tierra en Cádiz, la ciudad que lo vio zarpar por última vez, en un gran museo. No se trata de una empresa de ciencia ficción, pese a que la tarea tendría una relevancia a nivel mundial, similar al museo del navío Vasa del siglo XVII que fue recuperado y que se expone en Estocolmo como el más visitado del mundo.
Un informe de la universidad revela uno de los mayores proyectos de arqueología marina de los últimos años, programado de cara al año 2012. El proyecto ya se presentó a las instituciones hace unos años, aunque no consiguió el respaldo suficiente. Ahora, sus responsables pretenden ponerlo de nuevo en marcha tras los últimos hallazgos de la Armada.

Años de trabajo
El salvamento de los restos del Santísima Trinidad, conllevaría años de trabajo divididos en tres fases. La primera consistiría en la recuperación del pecio, «localizado ya cerca del Cabo de Trafalgar» y tomaría un año entero. En esas inmediaciones, buzos privados encontraron hace cinco años un ancla de doce metros de longitud en madera y metal que se consideró de manera extraoficial como parte del navío.
Más tarde, los técnicos en Puerto Real tendrían que tratar durante dos años los restos para su conservación tras más de dos siglos sumergidos y a merced de las corrientes y el agua marina. También duraría dos años la construcción del edificio del museo y la preparación de todo el material didáctico para acompañar la descomunal pieza. La historia completa podría salir a flote en los próximos años si las instituciones consiguen el acuerdo y los fondos suficientes, una cantidad que se presume astronómica.

 
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