Recientemente
el submarino republicano C-3, hundido en diciembre del 36 por el
submarino alemán Poseidón frente a las costas malagueñas,
ha vuelto a ser noticia por la negativa de la Armada Española
a reflotarlo y poder dar sepultura en Cartagena a los 35 o 37 miembros
de su tripulación que aún se encuentran dentro del
submarino. La Armada, que estudió la posibilidad de rescatar
el pecio ante la insistencia de los descendientes de la tripulación
del C-3, desestimó hacerlo aludiendo que faltan garantías
en la eficacia de la maniobra porque el submarino se encuentra
muy deteriorado, a 70 metros de profundidad, lleno de incrustaciones
y su estructura no aguantaría la sujeción para elevarlo.
A juicio de la Armada, es una operación costosa y difícil
que además precisa la autorización del Ministerio
de Defensa para iniciarla porque en su interior aún alberga
10 torpedos con 250 Kg. de trilita cada uno y porque se considera
una tumba marina al encontrarse aún la tripulación
en su interior.
Armín Sidali, propietario del Costa del Sol Diving Center
tenía noticia de la existencia del C-3 porque se comentaba
en el mundillo del buceo y porque vió un reportaje en televisión
en Alerta 112 sobre el C-3. Contactó con Antonio Checa, descubridor
del pecio y promotor de las acciones para su reflotamiento, e intentaron
realizar una filmación. No pudo ser por distintos motivos,
por lo que Armín se decidió a buscar de nuevo las
coordenadas del naufragio. Gran aficionado a bucear en pecios, sobretodo
si cuentan con una leyenda como la del C-3, decidió realizar
una inmersión técnica con un buen equipo humano.
El fondo es fangoso y presenta una visibilidad reducida de uno a
dos metros, porque las corrientes frías del Atlántico
que atraviesan el estrecho remueven el fondo fangoso y aunque hasta
los 50-55 metros hay buena visibilidad, a partir de ahí se
hace de noche.
Para llegar hasta el C-3 se han utilizado diferentes mezclas de
Trimix, algunas fuera de lo común como Trimix 19-35 (19%Oxígeno-35%Helio-46%Nitrógeno)
óptima para 66 metros, que coincide con la profundidad de
parte superior del pecio. Pero como no siempre se caía encima
del submarino y en el fondo se alcanzan los 70 se cambió
la mezcla para las tres últimas inmersiones a Trimix 16-40.
El C-3 se encuentra partido en 2 trozos pero no está
en malas condiciones según Armín Sidali, aunque
las redes de pesca lo cubren parcialmente. Aunque en la parte rota
hay accesos a la parte interna del submarino, penetrar en el pecio
es bastante complejo: el espacio es muy reducido y habría
que quitarse todo el equipo y entrar con una botella como máximo
de 10 litros. No lo hemos hecho, todavía, porque no lo conocemos
bien-dice Armín-. Al estar en un fondo de fango hay
mucha sedimentación y si se penetra con circuito abierto
las burbujas pueden enturbiar aun más la visibilidad interna
del pecio.
Museo y cementerio 
Se pueden recuperar objetos pero no han querido tocar nada. Aunque
la reflotación puede ser una tarea costosa, Antonio Checa
dice haber contactado con una empresa holandesa, una productora
de televisión y una entidad financiera andaluza que estarían
dispuestos a cubrir los 420.000 euros que costaría reflotar
el buque y los 180.000 euros de su restauración. El C-3 sería
exhibido en Málaga como un monumento de nuestra historia
más reciente y los familiares de la tripulación podrían
darles un entierro digno en Cartagena. No obstante Armín
resalta la dificultad de trabajar a 70 metros, con fuertes corrientes
y con poca visibilidad: se pueden recuperar piezas como los
torpedos pero se necesitaría mucha planificación,
mucho tiempo, muchas inmersiones y un buen equipo técnico
y humano... además son torpedos de trilita, que es poco estable.
Otra dificultad es que tras 66 años no se puede saber si
quedarán o no restos humanos y si serán identificables.
El hecho de estar encerrado en una estructura estrecha, enfangada,
desgastada por el paso del tiempo, con 10 torpedos inestables y
un montón de cadáveres esparcidos por las galerías,
no parece un panorama muy agradable.
No obstante, si se da el caso de que al final se deciden a reflotarlo
Armín y su equipo estarían allí para participar
en el acontecimiento.
El 12 de diciembre de 1936, cinco meses después de comenzar
la Guerra Civil, una explosión parte en dos el C-3, un submarino
de la Armada Española. En apenas unos segundos, el aparato
se hunde de proa a cuatro millas de las costas de Málaga
y engulle a 37 de sus 40 tripulantes, de Cartagena la mayoría
de ellos. 62 años después, los familiares sueñan
con reflotar el barco.
Aunque se piensa que en el hundimiento del C-3 perecieron 37 marineros,
la cifra exacta es una incógnita, debido a que en esa época
era habitual el intercambio de personal entre las unidades de la
flotilla de submarinos sin orden oficial. De hecho, una vecina de
Cartagena asegura que su hermano se encuentra entre las víctimas
del C-3, pese a que no figura en ninguna relación de desaparecidos.
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