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    TEXTO & FOTOS: J. M. Castellvi - TVE
  Pecios al filo de lo imposible
 

El pasado mes de junio, el equipo de buceadores del programa Al Filo de lo Imposible rodó un documental en el Golfo de San Jordi sobre pecios de la I Guerra Mundial hundidos a gran profundidad por submarinos alemanes.

 

El proyecto documental nació de otro proyecto de investigación y un libro que estaban llevando a cabo por su cuenta dos de los buceadores del equipo, Josep María Castellví y Josep Guarro, sobre la I Guerra Mundial en aguas de Tarragona y la catalogación de los pecios de esa época. Dada la historia que había detrás de aquellos naufragios y las condiciones de buceo que imponía la gran profundidad a la que se encontraban, muchos de ellos inexplorados, propusieron convertirlo en un documental del programa. La combinación de historia y profundidades prohibitivas que podían plasmarse en imágenes daba juego. El libro sigue otra vía mucho más histórica y exhaustiva. El documental ha tenido que ceñirse a solo algunos de los pecios. En TV o cine la imagen tiene todo el peso y hay que ser más selectivo. AL final, de 7 pecios posibles, se centraron en 3.

No hay atajo sin trabajo
El Golfo de Sant Jordi, entre Tarragona y el cabo Tortosa, estaba a mitad de camino de la ruta oeste del Mediterráneo por la que circulaban los barcos aliados que transportaban materiales y energía en forma de carbón hacia Italia y Francia durante la I Guerra Mundial. Al encontrar el Golfo en su ruta, muchos capitanes optaban por salirse de las aguas neutrales españolas y enfilaran directamente hacia Tarragona. Aunque fuera una maniobra que llevaba poco tiempo, era aprovechada por los submarinos alemanes para torpedearles en aguas internacionales.

Uno de las víctimas fue el “Chulmleigh”, allí conocido por la gente de mar como el “vapor del Momell”, en referencia a las señas de tierra. Era un carbonero inglés que fue hundido en 1917 con dos torpedos, uno de los cuales cerca de la proa, en su quilla, cuyo impacto han podido grabar. Está a 11 millas de tierra, intacto, a 83 metros de profundidad y tumbado a su costado de babor en 90 grados respecto al fondo. Precisamente el hecho de estar de lado le ha salvado de que las redes arrancaran las estructuras de sus cubiertas. Tiene todos sus elementos visibles: hélices, cañón, mástiles...Es una verdadera pieza de “arqueología industrial”.
Realizaron 10 inmersiones en este pecio, con permanencias de 15 minutos.

La mayor tragedia
La “estrella” de la expedición fue sin embargo el pecio del “Medjerda”, hundido también en 1917, en la misma zona pero a 20 millas de puerto. Era el vapor-correo que hacía la línea Port-Vendres (en el sur de Francia) / Oran. Está a 105 metros de profundidad y nunca antes se había explorado. La imágenes obtenidas son fantásticas, con el barco plano en el fondo, cubierto literalmente de peces que a veces no dejan ver el casco. En este barco murieron alrededor de 400 personas ya que fue torpedeado sin previo aviso y llevaba soldados que regresaban de permiso hacia el frente. Murieron una veintena de mujeres y 9 niños. Se salvaron 17 personas que alcanzaron las playas del pueblo de la Ampolla y otras 167 que fueron recogidas por un buque inglés que pasó por la zona después del desastre. Durante varios meses estuvieron llegando cadáveres a las playas a lo largo del litoral. Se filmó dentro de la chimenea, bajo la cual se encuentra la sala de calderas donde todavía deben estar los restos de 6 fogoneros españoles que trabajaban allí. Desde el centro hacia la proa el buque está muy bien conservado, aunque se nota que las redes han pasado repetidas veces por encima ya que pescantes, tubos de ventilación, barandillas y todo lo que era volátil ha desaparecido. No se pudo filmar la popa.
El tercer pecio filmado fue el conocido allí como el “Correo” que corresponde realmente al vapor “Cavour”, un barco que llevaba emigrantes italianos a Argentina, hundido el mismo año que los anteriores, sin víctimas. Está a 52 metros y es un punto de inmersión muy conocido y visitado por los buceadores deportivos.

Victima y verdugo
El “Cavour” tiene mucha historia ya que en 1909 haciendo la ruta hacia Nueva York, embistió al transatlántico Republic a 150 millas de esa ciudad en medio de la niebla. El Republic se hundió. Este gran barco era de la White Star Line, la naviera del Titanic que aún estaba pendiente de ser construido. Se cree que el barco transportaba una fortuna en oro para diversos pagos del gobierno americano a Europa. Sea como sea el “Cavour”, que en aquel tiempo se llamaba “Florida”, se salvó y el “Republic” se fue a pique a 85 metros de profundidad en medio del océano.
A raiz del libro que Castellvi y Guarro estaban preparando, contactaron con la compañía que explota los derechos del pecio y se consiguió que el equipo participara en la expedición que el año pasado y este ha explorado los restos del Republic. Son aguas muy oscuras, con corrientes hasta el fondo y los tiburones merodeando alrededor del cabo de descompresión. De hecho, hasta este año no se han conseguido obtener imágenes ya que, por el mal tiempo, el año anterior se abortaron las inmersiones. El lugar de la inmersión está en medio del océano, en zona de nieblas y en ruta de los petroleros que llegan a Estados Unidos. La expedición estuvo 4 días en la zona, anclando por la noche a unas 10 millas del sitio, donde se encuentra otro histórico del buceo extremo, el “Andrea Doria”. Al final se hicieron tres inmersiones en la zona de la proa. Lo importante de esta aventura es que, al igual que con el Medjerda, era la primera vez que se obtenían imágenes de este barco, y que cerraba una historia que comenzó en la costa de Tarragona.

Inmersiones al filo
Este tipo de inmersiones siempre conllevan un grado de estrés alto porque no sólo estás buceando en extremo sino que estás pendiente de un objetivo: obtener imágenes. Eso hace que a menudo se olviden cosas que entonces se presentan banales, como el frío. En Tarragona hubo más problemas de corrientes y visibilidad en las imágenes del “Cavour”, que está poco profundo, que en los otros barcos. También es cierto que la influencia del Ebro en la visibilidad en las zonas cercanas al litoral se hace notar. De todas formas cuando se graban imágenes y hay todo un equipo de gente alrededor del mismo objetivo, la mente se ocupa totalmente en ello. Cada barco tenia su cota y por eso cada mezcla era distinta. En el “Cavour” se trabajó con aire, pero en el “Chulmleigh” y el “Medjerda” se usaron mezclas de Helio: en el primero, a 83 metros se usó 16% O2 / 45% Helio y en el segundo a 105 metros 10% O2 / 60% Helio. Los gases de descompresión eran 50% Oxígeno / 50% Nitrógeno y en la última cota 100% Oxígeno.
Normalmente se trabajaba con cuatro buceadores en el agua, dos de ellos protagonistas, el operador de cámara y un apoyo para este que también hacía funciones de iluminación. Los mismos buceadores actúan como iluminadores mutuamente o sobre el paisaje motivo de la toma. Las descompresiones se hacían con una plataforma libre, compuesta de barras de apoyo cada 3 metros hasta la superficie, que a partir de los 12 metros de profundidad se soltaba del cabo de amarre y seguía su curso a la deriva. Con ello evitaban las molestias de las corrientes superficiales. El barco seguía las boyas y recogía al personal al terminar. Alrededor de ella y ya desde los 40 metros, dos buceadores de apoyo acompañaban al equipo. En superficie, siempre había un buceador de seguridad con mezcla de fondo.

Imposibles filmables
Hay retos que el equipo de Al Filo descarta directamente por que no están a su alcance por motivos económicos o de evolución de la actividad en nuestro país. Los problemas técnicos de filmación pesan bastante a la hora de valorar los proyectos. Se puede plantear la gran aventura de una vida, pero si no puede convertirse en imagen no sirve para el programa. Eso no quiere decir que no tenga atractivo como proyecto humano o técnico. De todas formas, las técnicas y el material avanzan a pasos agigantados y haber podido rodar a 105 metros con la misma calidad que se pueda hacer a 30 o 40 era algo inimaginable hace muy pocos años. Si hoy hay aventuras imposibles de filmar, sólo es cuestión de tiempo. Mañana seguro que se podrá lograr.
En buceo técnico se depende mucho del material y de una minuciosa planificación. Los tiempos para solucionar un problema son muy pequeños. Hay mucho riesgo concentrado en poco tiempo. En la alta montaña, sin embargo, se dispone de más tiempo para reaccionar y “pensar la jugada”, excepto en casos extremos, como las avalanchas. Hay también mucho riesgo pero menos concentrado. Hay algo en lo que hay un cierto parecido entre la alta montaña y las profundidades marinas, pero invertido y mucho más acentuado en las actividades subacuáticas: los cambios de presión y sus efectos sobre el cuerpo humano. Realmente todo son techos donde el límite es la capacidad de la persona de superar un ambiente hostil para integrarse en ese medio. Así que no hay misión imposible para el equipo de Al Filo.

Los protagonistas:
Enric Maestre
Xesus Manteca
Josep María Castellví
Javier Lusarreta
Carmen Portilla
Josep Guarro
Enrique Ballesteros
David Pérez
Mariano Izquierdo
Carles Alonso
Antonio Fuentes
Barco: “Balas”-Rivemar
Con la colaboración de:
Ayuntamiento de Ametlla de Mar
Cofradía de Pescadores de Ametlla de Mar

 


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