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BIOLOGIA
Un murciélago entre las hojas TEXTO: Mª. Victoria Bengoa Ruigómez
FOTOS: J.Urkiaga

En los manglares no es extraño encontrarse numerosas especies de animales que buscan protección entre sus raíces y troncos enmarañados, entre las hojas que los árboles dejan caer al mar y en el fango. Sirven como zona de reproducción y protección a una gran cantidad de organismos que encuentran en estas zonas un refugio natural. No sólo es posible descubrir cuantiosos microorganismos, hongos y fitoplancton, sino que es muy común hallar invertebrados como moluscos o crustáceos, e incluso peces o sus larvas. Todos ellos han desarrollado diferentes estrategias para sobrevivir. Entre ellos destacan, por su perfecto mimetismo, los peces murciélago, también conocidos como peces hoja, por su facultad de tumbarse en su flanco sobre la superficie del agua para camuflarse con las hojas que flotan para pasar totalmente desapercibidos gracias a tener una apariencia exacta a la de estas hojas.
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Los manglares, hábitat habitual de los juveniles de los peces murciélago, son las comunidades costeras dominadas por ciertos árboles adaptados a vivir en los estuarios o incluso en zonas de mayor salinidad. Según algunas versiones, el vocablo manglar procede de la palabra portuguesa “mangue”, mientras que otra versión asegura que es de origen guaraní. Los manglares se localizan en las zonas litorales tropicales de todo el mundo que están protegidas de la acción de las olas y con una sedimentación muy alta. Es una comunidad de áreas arenosas o fangosas someras que va desde el nivel de la marea más alta hasta el margen intermareal y regiones submareales. Cubre el 8% de la costa mundial y aunque su distribución es bastante homogénea se pueden distinguir dos regiones claramente diferenciadas por su flora: la región del Indo-Pacifico y la región del océano Atlántico (oeste africano y ambas américas).

El reino del mangle
El ecosistema del manglar está constituido principalmente por especies de árboles de mangle (Rhisophora sp.) que crecen en zonas costeras cercanas a las desembocaduras de los ríos, lagunas, en terrenos llanos, fangosos que están periódicamente influenciados por las mareas marinas. Están adaptados especialmente al suelo salino y condiciones acuosas. Pero también incluye una fauna muy rica y una flora muy variada. Las especies de mangle han desarrollado diversas adaptaciones que les permite vivir en estas regiones salinas de suelo inestable. La plantas están aclimatadas a un ambiente seco, en el que la sal debe ser removida y el agua debe ser retenida en el interior, pues a pesar de que los mangles están rodeados de agua, ésta posee una alta salinidad. Generalmente poseen raíces superficiales que les ayudan a la fijación en suelos blandos y que poseen estructuras para la respiración y la alimentación. Toleran altas concentraciones de sal en su savia, y el exceso de sal es expulsado a nivel de las hojas y las raíces y la pueden acumular en las hojas viejas hasta que éstas caen al agua. Y cuando las hojas se caen sirven de alimento a gran cantidad de organismos, entre los que destacan los camarones y muchas especies de peces. Algunas especies de mangle poseen un sistema de reproducción increíble (son vivíparas), ya que la semilla germina estando todavía en el árbol desarrollando la futura raíz antes de caer al agua lo que les permite una más rápida fijación al sustrato. A pesar de que por varios siglos se han considerado zonas inútiles e insalubres en la actualidad está ampliamente aceptado que el manglar es esencial ya que funciona como filtro biológico o “riñón” protegiendo la línea costera y comportándose como eslabón entre la vida marítima y la terrestre. Retiene valiosos sedimentos y filtra las sales minerales integrándolos en la cadena alimenticia, nutrientes que de otra manera se perderían. Desde el punto de vista ecológico destacan cuatro funciones esenciales que realizan los manglares: la formación de suelo al capturar detritus, la filtración y fijación de los nutrientes terrestres traídos por los ríos, además de ser productores de detritus que se utilizará en alta mar como nutrientes esenciales para el desarrollo de la cadena alimenticia en aquellas zonas y ser el sustento de organismos como peces que utilizan este ecosistema para el desarrollo de sus larvas.

Murciélagos camuflados
Entre estos últimos destacan los peces murciélago, pertenecientes al género Platax, estrechamente relacionados con los archiconocidos peces cirujanos y los peces conejo. Forman parte de la pequeña y casi desconocida familia Ephippidae, que contiene siete géneros y poco más de veinte especies principalmente marinas. Entre ellas destacan los peces pala, los peces hoz y los más conocidos peces murciélago, todos nombres relacionados con su forma. Por lo general su cuerpo es casi circular y el resto del perfil se debe a sus aletas en forma de triangulo. Suelen ser plateados con bandas verticales marrones o amarillas, en una de las cuales se localizan los ojos. En los juveniles del género Platax la aleta dorsal y la anal suelen ser extremadamente altas y profundas, como las alas de los murciélagos, pero disminuyen de tamaño proporcionalmente con la edad adquiriendo la mayoría de los adultos forma de pala.
Se sabe poco de los peces murciélago hasta que comienza su etapa juvenil. Normalmente los juveniles del género Platax son solitarios y todas las especies presentan en sus etapas tempranas de vida comportamientos interesantes en cuanto a camuflaje y mimetismo. Durante el desarrollo algunos juveniles siguen solitarios mientras que otros pueden formar pequeños bancos en las zonas protegidas del arrecife. Los adultos grandes se encuentran a menudo en lagunas profundas o en las paredes de los profundos arrecifes exteriores formando bancos o cardúmenes numerosos en los arrecifes de coral aunque también pueden viajar en mar abierto y los peces residentes de arrecifes se encuentran solos o formando parejas. Sin embargo la misma especie puede formar a veces bancos enormes o vivir en solitario, lo que parece indicar que este comportamiento tan dispar está relacionado con el desove o la migraciones. Su dieta es muy variable e incluye algas y una amplia gama de invertebrados bentónicos o pelágicos.

Perros de acuario
No presentan dimorfismo sexual. Se conoce muy poco de su reproducción, nunca se ha observado la puesta de un ejemplar de Platax y se han hallado muy pocas larvas. Producen numerosos huevos diminutos y las larvas al eclosionar tan solo tienen un tamaño de unos 2.2 mm. Lo juveniles de especies diferentes se han adaptado de diferentes maneras, todas ellas muy interesantes. Varias especies son semipelágicas (Platax teira), refugiándose en restos de sargazos y otras algas oceánicas flotantes manteniéndose alejados de las costas. Cuando ocasionalmente derivan a aguas costeras, los pequeños permanecen con los restos flotantes hasta que finalmente se adaptan a un estilo de vida más bentónico, normalmente cuando encuentran compañeros de su especie. Otras especies (P. orbicularis) se mimetizan con las hojas, elementos muy abundantes sobre todo tras la época de lluvias. Otros (P. pinnatus) se aplastan contra el suelo y se parecen, incluso en el movimiento, a una planaria de sabor desagradable. Por fin otras especies (P. batavianus) se camuflan perfectamente permaneciendo cerca de los crinoideos. Los juveniles de estas especies son muy atractivos y ampliamente utilizados en los acuarios. Desgraciadamente crecen muy rápidamente, necesitando entonces acuarios de gran tamaño. Pero esto queda compensado por su docilidad y su comportamiento, ya que son unos estupendos animales de compañía. Entre los acuarólogos son considerados como “los perros del acuario” porque reconocen al dueño y llegan a comer de su mano. Son los peces más amistosos del mar, incluso en las zonas más inhóspitas y menos explotadas el pez murciélago se acerca a los buceadores sin mostrar ningún miedo, dejándose coger, acariciar y fotografiar sin ningún problema, siguiendo a los buceadores sin miedo.

 
 
   
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