La proliferación del plástico en nuestra sociedad
se debe principalmente a su bajo coste de producción y a
sus especiales características, tales como su bajo peso,
su durabilidad y su resistencia a la degradación. Pero estas
mismas características hacen de estos productos derivados
del petróleo uno de los residuos más peligrosos para
los ecosistemas marinos. A diferencia de otros muchos desechos,
los plásticos no son biodegradables sino fotodegradables.
Esto significa que los plásticos debido a la acción
de a luz (rayos UV) y de la erosión van deshaciéndose
en trozos cada vez más pequeños, llegando a niveles
microscópicos, pero siguen siendo plástico, acumulándose
en el seno de los océanos e introduciéndose en la
cadena alimenticia. En realidad el 90% de la basura oceánica
son plásticos. Muchos estudios han demostrado la existencia
de plásticos en todas las playas del mundo, incluso existen
zonas de los océanos en los que la cantidad de plásticos
microscópicos es mayor que el plancton.
El
gran parche
Se calcula que en término medio en los océanos existen
más de 18.000 trozos de plástico por kilómetro
cuadrado. Además los plásticos una vez llegan a los
océanos son transportados por sus corrientes, acumulándose
en ciertas zonas del globo como son los sistemas de giros de corrientes
marinas entre las que destacan las del Pacífico norte y sur,
las del Atlántico norte y sur y la del océano Indico.
Así la mayor acumulación de desechos marinos se encuentra
en el denominado “gran parche de basura del Pacífico”,
situado en el Pacífico norte, entre América del Norte
y Japón. Aunque no se conoce su tamaño real se sospecha
que puede variar entre 700 mil km2 y 15 millones de km2 (España
tiene una extensión un poco superior a 500 mil km2) y se
calcula que en él se encuentran más de 100 millones
de toneladas de plásticos. En realidad este parche de basura
está aumentando por diez cada década desde 1950. Esta
acumulación no es visible desde el espacio ya que los plásticos
son translúcidos y permanecen bajo la superficie del agua,
además en muchos casos éstos se han degradado a nivel
microscópico y solo son detectados mediante análisis
de agua, pero aún así, siguen siendo peligrosos para
el medio ambiente. En realidad es uno de los mayores problemas a
los que se enfrenta la vida marina.
Material
asesino
Se ha estimado que el 80% de la basura marina tiene su origen en
la tierra emergida y solo el 20% restante procede del mar, bien
de los barcos comerciales, militares y de recreo que tiran ilegalmente
sus desechos al mar, bien de barcos pesqueros que pierden sus artes
de pesca (constituye el 10%) o bien de las plataformas petrolíferas.
Las fuentes terrestres son variadas, como los vertidos en ríos,
vertidos en ciudades y campos que son arrastradas por las lluvias
hacia los ríos y que terminan en el mar, redes de saneamiento,
desperdicios dejados en las playas, vertederos y actividades industriales.
Los restos de mayor tamaño son ingeridos por aves marinas,
tortugas y mamíferos marinos. Se ha estimado que más
de un millón de aves marinas y cientos de mamíferos
y tortugas mueren anualmente por la ingest a
de plásticos. Además muchos animales quedan enganchados
en plásticos que les producen heridas graves e incluso la
asfixia. Los de menor tamaño pueden ser ingeridos por el
zooplancton y medusas, entrando así en la cadena alimenticia.
Además teniendo en cuenta que estos plásticos tienen
una gran capacidad de absorber productos químicos, muchos
de ellos tóxicos, su introducción en la cadena alimenticia
es muy grave. Asimismo los plásticos pueden desplazarse miles
de kilómetros flotando lentamente impulsados por las corrientes
marinas. De esta manera los animales y vegetales adheridos a ellos
pueden viajar miles de kilómetros llegando a zonas muy alejadas
de su origen invadiendo nuevos ecosistemas, con los problemas que
ello conlleva para los seres que habitan estas zonas. Por otra parte
muchos desechos plásticos no flotan y quedan en el lecho
marino, cubriendo grades espacios e impidiendo tanto el intercambio
gaseoso entre las aguas y los sedimentos marinos como la vida de
animales bentónicos.
Verdugos
de las tortugas
La basura marina ha matado o herido a gran cantidad de seres marinos.
Según diversos estudios más de 267 especies se han
visto afectados por los plásticos, entre los que destacan
el 80% de las tortugas marinas, el 44% de las aves y el 43% de los
mamíferos marinos. Pero muchos científicos creen que
estas estimaciones se quedan muy cortas ya que muchos estudios no
han tenido en cuenta ni a los peces ni a los invertebrados marinos.
Sin embargo uno de los casos más estudiados es el impacto
de los plásticos sobre las tortugas.
Todas los especies de tortugas marinas se encuentran en la Lista
Roja de Animales Amenazados. Las tortugas marinas se enfrentan a
gran cantidad de peligros en su medio ambiente, desde los naturales
como depredadores sobre todo en su primeras etapas de vida (se cree
que solo 1 o 2 de cada mil tortugas nacidas llega a adulta), hasta
las producidas por el hombre, las más preocupantes. Entre
éstas últimas destacan la contaminación, el
cambio climático, las capturas accidentales o los plásticos.
Un estudio reciente calcula que en todo el mundo se capturan entre
250 mil y 430 mil tortugas, de las cuales un 60% de las capturas
se producen en el Atlántico y un 10% en el Mediterráneo.
Solo la flota española que faena en el Mediterráneo
captura unas 20.000 tortugas al año. También es un
gravísimo problema el desarrollo urbano y turístico
en las playas de puesta de las tortugas, que el ser humano está
invadiendo, impidiendo a las tortugas llegar a ellas. Y si la puesta
ocurre, sus nidos son destrozados por las actividades humanas o
sus crías son confundidas con la luminosidad de sus poblaciones,
ya que éstas se dirigen a las poblaciones humanas siguiendo
la luz y no al mar. Otro grave problema son las colisiones con las
naves cada vez más rápidas que sufren las tortugas
cuando se encuentran en la superficie del mar respirando o “tomando
el sol”. Cada año mueren miles de tortugas de esta
forma.
Pero el problema más grave al que se enfrentan las tortugas
es la contaminación de los océanos por plásticos.
Más del 20% de las tortugas encontradas en el Mediterráneo
presentaban restos de hidrocarburos y/o plásticos. Una de
las especies más afectadas es la tortuga laúd, de
las cuales 1/3 de las necropsias realizadas a animales muertos presentaban
plásticos en su sistema digestivo. La tortuga laúd
es el reptil más grande del planeta, tras los cocodrilos,
pudiendo alcanzar más de 2 metros de longitud y unos 640
kg de peso. Confunden los plásticos flotantes con las medusas
y los ingieren. Aunque solo el 8,7% de los casos es directamente
mortal, esta ingestión afecta a las tortugas de muchas maneras.
En algunos casos produce muere rápida por asfixia. Pero en
otros muchos casos obstruye el sistema digestivo produciendo una
lenta muerte por inanición. En ocasiones se acumulan en el
estomago dando la sensación de llenado con lo que las tortugas
no se alimentan y mueren por inanición. Otras veces se acumulan
en el intestino disminuyendo la superficie de absorción de
alimentos, lo que afecta a su salud y a su reproducción.
Muchas tortugas no son capaces de acumular las reservas necesarias
para sus migraciones y reproducción. |