BIOLOGIA

FOTOS: ZOEA
Caracoles picantes
Los conos son una de las 50.000 especies de moluscos con concha que existen en el mundo. Son unos caracoles marinos que viven en los fondos arenosos del indopacífico, del caribe. En el Mediterráneo hay uno de pequeño tamaño. Su variedad de diseños geométricos y su delicado colorido los han hecho ser codiciados por coleccionistas. Sin embargo, son uno de los animales más venenosos del arrecife ya que de las 600 especies de conos que hay en el mundo 20 especies son peligrosas y su veneno es capaz de matar a un hombre.
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En la compleja clasificación e los moluscos, los conos pertenecen a la clase gastropoda, subclase prosobranchia, orden neogastropoda y subfamilia conacea. Nada parece indicar que estos caracoles marinos puedan ser peligrosos para el hombre. Sin embargo, y a diferencia de sus primos terrestres, los conos son carnívoros y se alimentan de moluscos, gusanos y peces a los que paralizan mediante un diminuto aguijón o dardo dentado que expulsan por la trompa o probóscide, situada en el extremo anterior de la concha. Este pequeño arpón está unido a la trompa por un ligamento tubular que conecta con la glándula venenosa y que le permite atraer a su presa como si fuera un hilo de pescar. El veneno contiene una mezcla de toxinas que afectan a los centros nerviosos, produciendo una parálisis total o parcial casi inmediata de la presa. Poseen varios aguijones de reserva, que serán desplazados al extremo de la trompa para que estén listos para una próxima picadura. La presa es succionada y deglutida por la trompa que contiene el esófago del cono y permite albergar peces tan grandes como el propio caracol.

Los más peligrosos
Podemos dividir los conos en tres grupos siguiendo sus pautas de alimentación: los vermívoros, que comen gusanos enterrados en la arena; moluscívoros, los cuales a veces practican incluso el canibalismo; y piscívoros. Las picaduras de los vermívoros pueden resultar dolorosas pero no representan un peligro real para el ser humano a excepción de las especies más grandes: Conus Leopardus y Conus Quercinus. Las especies moluscívoras y, sobre todo, las piscívoras, cuyo veneno debe ser más poderoso para inmovilizar inmediatamente a presas de un tamaño considerable, representan el mayor peligro. Entre las piscívoras más venenosas nos encontramos al cono estriado (conus striatus), considerado el más venenoso de todos; el cono tulipán (conus tulipa); y el cono geógrafo (conus geographus). Este último es la especie que más víctimas humanas ha causado. Todos ellos son del indopacífico. En el Atlántico Americano y el Caribe las especies más peligrosas, aunque su picadura no es mortal, son el cono alfabeto (conus spurius) y el cono coronado (conus regius). En Europa hay una sola especie, el cono mediterráneo (conus mediterráneas o conus ventricosus) que es inocua por su pequeño tamaño, causando leves síntomas locales. Otros conos peligrosos para el ser humano son el conus pennaceus, conus textile, conus aulicus, conus magnus e incluso el conus marmoreus. No hay una relación entre el tamaño del espécimen y su peligrosidad sino que la gravedad de las picaduras se relaciona más con el tiempo de contacto ya que la cantidad de veneno disponible después de una picadura sigue siendo casi la máxima. Además, al disponer de varias docenas de aguijones las picaduras pueden ser múltiples. La mortalidad de sus picaduras, en el caso de los más venenosos, llega al 50%, por lo que, preventivamente, ningún cono debe manipularse sin usar guantes.

Matan buceadores
El recolector imprudente sentirá inicialmente un dolor agudo, como el de la picadura de una avispa, seguido de una parálisis progresiva con dificultad para respirar, comer, beber y hablar, hipotensión arterial, convulsiones e incluso la muerte por parálisis respiratoria en un lapso de 2 a 6 horas. Lo normal es recuperarse espontáneamente en un par de días. El tratamiento resulta difícil ya que el paciente no le concede importancia pues nota un dolor similar al de la picadura de una avispa. Cuando empieza a sentirse mal es cuando acude a un centro sanitario. Es útil realizar una incisión de 5-6 mm de longitud por 3 mm de profundidad seguida de succión, pero siempre que se realice en los 2-3 primeros minutos. En ocasiones el aguijón quedará clavado y deberá ser extraído con pinzas sin exprimirlo. Se debe trasladar al herido a un centro sanitario donde por precaución habrá que motorizar la función respiratoria y cardiaca. Si se presentan síntomas de hipoxia y mala ventilación pulmonar se necesitará intubar endotraquealmente con ventilación mecánica con cuadros de evolución positiva en 6 o 12 horas. Si hay hipotensión severa habrá que administrar sueros endovenosos y naloxona a 2-4 mg en adultos i.v. diluida en suero. No existen sueros antivenosos ni antídotos específicos. Ante todo lo importante es mantener la calma, inmovilizar lo más posible la zona afectada y realizar un torniquete para relantizar la dispersión del veneno en la sangre y pedir ayuda. Es importante conservar el cono que ha ocasionado la picadura para mostrarlo a los médicos. En todos los casos, incluso si el dolor no es fuerte y la picadura no parece peligrosa, hay que avisar a un médico.

Precauciones
La búsqueda de conchas y conos en mares cálidos debe hacerse con prudencia. En primer lugar, lo deseable es no llevarse nada del mar para no impactar negativamente en el medio ambiente, pero si nos empeñamos en “buscar recuerdos” jamás debemos rebuscar en la arena o entre las piedras sin contar con unos guantes. Si se encuentra un cono debe cogerse por la base y hay que mantenerlo vigilado. En algunos casos su dardo puede atravesar el traje de buceo. La identificación de las distintas especies puede ser engañosa ya que como ocurre con las setas, nada se parece más a un cono inofensivo que otro venenoso con incrustaciones calcáreas. A pesar de su peligrosidad potencial, el número de accidentes es escaso y como mucho sólo unas docenas de casos han sido mortales. Son especies nocturnas por lo que sólo si las buscamos cuidadosa y deliberadamente las encontraremos entre las piedras o enterradas en la arena.

 
 
   
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