 Existen
diferentes tipos de arrecifes en función de qué organismos
sean los responsables de tales formaciones. Los más importantes,
consideradas como las comunidades biológicas más antiguas
del mundo con cerca de 500 millones de años, son los arrecifes
de coral, pero no son las únicas estructuras arrecifales.
En ciertas regiones del mundo, en las que por su latitud y sus condiciones
climáticas esperaríamos hallar arrecifes coralinos
maduros y muy desarrollados, nos sorprende comprobar que, por el
contrario, nos encontramos formaciones pequeñas, aisladas
y compuestas por pocas o ninguna especie de coral. Se trata de áreas
mixtas formadas por materiales inertes, algas calcáreas,
y la presencia aislada y escasa de algunas gorgonias, corales blandos
y anémonas. Suelen ser paisajes igualmente llamativos y ricos
en especies, pero en absoluto los esperados. Muchos buceadores que
viajan a estos sitios se sorprenden al comprobar la similitud del
paisaje sumergido con ciertas formaciones típicas del Mediterráneo.
Por ejemplo, Sri Lanka en el Océano Índico, y las
islas de Coco y Malpelo en el Océano Pacífico, mal
llamados arrecifes de coral, están formados por un conjunto
heterogéneo de organismos que crecen utilizando la propia
roca como sustrato. Prestando atención vemos la primera gran
diferencia con los arrecifes coralinos. En éstos los responsables
de las estructuras pétreas pertenecen al reino animal, mientras
que en aquellos otros arrecifes, los responsables de las estructuras
pétreas pertenecen al reino vegetal. Sí, en estos
otros arrecifes hay corales, pero no son ellos los responsables
principales del paisaje. Las algas calcáreas sí tienen
un papel capital, pues son ellas las que secretan una sustancia
cementante que va aglutinando fragmentos de conchas, granos de arena,
tubos de animales y desechos de animales. El crecimiento de esta
base de origen vegetal no es uniforme, ya que la acción constructora
de las algas se complementa con la acción destructora de
esponjas y moluscos perforantes, gusanos y erizos que van creando
recovecos, agujeros, túneles y fisuras que a su vez son habitados
por otros organismos. Estos paisajes pueden ofrecer un aspecto monótono,
si predomina una determinada especie, o presentar un abigarrado
y colorido aspecto, resultado de la superposición de las
numerosas especies, lo que suele ser más habitual.
Al
igual que en el verdadero arrecife de coral, sólo la capa
superficial está viva, pues a medida que las distintas especies
de algas calcáreas y demás fauna tapizante y perforante
queda sepultada por la siguiente generación, muere y se transforma
a su vez en soporte.
En estas áreas geográficas, donde podemos suponer
que se deben desarrollar arrecifes coralinos convencionales y sin
embargo nos encontramos formaciones arrecifales igualmente ricas
pero que generan un paisaje distinto del esperado, se dan unas condiciones
concretas que explican el fenómeno.
Temperatura, corrientes y luz
El primer factor determinante en la distribución de los arrecifes
de coral a gran escala es la temperatura del agua, ya que las algas
endosimbiontes de los corales formadores de arrecifes no pueden
sobrevivir en aguas excesivamente frías ni excesivamente
calientes. Temperaturas mínimas de 20º C y máximas
de 30º C caracterizan bastante bien las zonas de arrecifes
del planeta. Así, el papel de las corrientes marinas es crucial
en la distribución de los arrecifes, no solamente porque
determinan la temperatura del agua, sino también porque son
las responsables del transporte de larvas de coral a otras zonas
y por tanto de la formación de nuevos arrecifes de coral.
Los arrecifes de coral se prolongan a lo largo de las costas orientales
de los grandes continentes donde las corrientes son cálidas,
pero en las costas occidentales, donde predominan las corrientes
frías, están restringidos a zonas cercanas al Ecuador
o faltan por completo. Este factor nos da una primera pista de dónde
se pueden formar estas estructuras arrecifales.
El segundo factor limitante es la necesidad de luz de las algas
unicelulares que viven en simbiosis con los corales. Como consecuencia,
los arrecifes se sitúan únicamente en las proximidades
de tierra firme, ya sea una isla o un continente, donde es más
fácil encontrar aguas someras y casi nunca a profundidades
superiores a los 50 metros.
Turbidez y sedimentación.
El
tercer factor limitante en la distribución de los arrecifes,
junto a la temperatura del agua y la luz, es la presencia de materia
en suspensión. Los pólipos de los corales se hallan
fijos al sustrato por lo que no pueden soportar una excesiva sedimentación.
Así, las zonas en las que el agua transporta de forma periódica
o constante una gran cantidad de materia en suspensión, se
ven libres de arrecifes. Por ejemplo este factor es condicionante
de los arrecifes alternativos de Sri Lanka, pues los numerosos ríos
de esta gran isla vierte toneladas de sedimentos terrígenos.
Cuando alguno de estos tres factores son limitantes para la formación
de arrecifes clásicos cobran mayor importancia otras relaciones
ecológicas y se tiende a la aparición de otro tipo
de biocenosis que producen paisajes parecidos a nuestro precoralígeno
y coralígeno mediterráneos. En las fotografías
que ilustran este artículo se puede apreciar el fenómeno
del paisaje convergente. Se trata de fotografías
seleccionadas no por su vistosidad o para resaltar un organismo
concreto sino para mostrar el aspecto de estos paisajes tropicales
alternativos. Cualquiera de estas fotografías podríamos
percibirlas como si fuesen de un paisaje circalitoral del Mediterráneo.
Sólo al hacer la identificación exhaustiva de cada
especie, nos daríamos cuenta de que no se trata de especies
mediterráneas, sino de sus equivalentes ecológicos
tropicales, ocupando nichos equivalentes y estableciéndo
relaciones ecológicas equivalentes.
*El
término coral no tiene un gran rigor científico, pero
el factor común a todas las especies es que son animales
que pertenecen al amplio filo de los Cnidarios y por lo general
son especies coloniales y que poseen un esqueleto de carbonato cálcico.
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