BIOLOGIA

Paisajes convergentes TEXTO & FOTOS: ZOEA
Los arrecifes coralinos ocupan un área que representa menos del 1,2 % de toda la superficie continental. Indonesia es el país con la mayor extensión de arrecifes, seguido de Australia y Filipinas, y la mayor diversidad biológica la encontramos en países como, Indonesia, Malasia, Papua Nueva Guinea y Filipinas, con alrededor de 550 especies diferentes de coral. Un arrecife se puede definir como una estructura constituida por seres vivos, que se eleva desde el fondo marino, influyendo tanto en las condiciones físicas como ecológicas del medio. Estos seres vivos, para construir estas colosales estructuras, tienen que vivir en grandes densidades de población y generar inmensas cantidades de carbonato cálcico.
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Existen diferentes tipos de arrecifes en función de qué organismos sean los responsables de tales formaciones. Los más importantes, consideradas como las comunidades biológicas más antiguas del mundo con cerca de 500 millones de años, son los arrecifes de coral, pero no son las únicas estructuras arrecifales. En ciertas regiones del mundo, en las que por su latitud y sus condiciones climáticas esperaríamos hallar arrecifes coralinos maduros y muy desarrollados, nos sorprende comprobar que, por el contrario, nos encontramos formaciones pequeñas, aisladas y compuestas por pocas o ninguna especie de coral. Se trata de áreas mixtas formadas por materiales inertes, algas calcáreas, y la presencia aislada y escasa de algunas gorgonias, corales blandos y anémonas. Suelen ser paisajes igualmente llamativos y ricos en especies, pero en absoluto los esperados. Muchos buceadores que viajan a estos sitios se sorprenden al comprobar la similitud del paisaje sumergido con ciertas formaciones típicas del Mediterráneo.
Por ejemplo, Sri Lanka en el Océano Índico, y las islas de Coco y Malpelo en el Océano Pacífico, mal llamados arrecifes de coral, están formados por un conjunto heterogéneo de organismos que crecen utilizando la propia roca como sustrato. Prestando atención vemos la primera gran diferencia con los arrecifes coralinos. En éstos los responsables de las estructuras pétreas pertenecen al reino animal, mientras que en aquellos otros arrecifes, los responsables de las estructuras pétreas pertenecen al reino vegetal. Sí, en estos otros arrecifes hay corales, pero no son ellos los responsables principales del paisaje. Las algas calcáreas sí tienen un papel capital, pues son ellas las que secretan una sustancia cementante que va aglutinando fragmentos de conchas, granos de arena, tubos de animales y desechos de animales. El crecimiento de esta base de origen vegetal no es uniforme, ya que la acción constructora de las algas se complementa con la acción destructora de esponjas y moluscos perforantes, gusanos y erizos que van creando recovecos, agujeros, túneles y fisuras que a su vez son habitados por otros organismos. Estos paisajes pueden ofrecer un aspecto monótono, si predomina una determinada especie, o presentar un abigarrado y colorido aspecto, resultado de la superposición de las numerosas especies, lo que suele ser más habitual.
Al igual que en el verdadero arrecife de coral, sólo la capa superficial está viva, pues a medida que las distintas especies de algas calcáreas y demás fauna tapizante y perforante queda sepultada por la siguiente generación, muere y se transforma a su vez en soporte.
En estas áreas geográficas, donde podemos suponer que se deben desarrollar arrecifes coralinos convencionales y sin embargo nos encontramos formaciones arrecifales igualmente ricas pero que generan un paisaje distinto del esperado, se dan unas condiciones concretas que explican el fenómeno.

Temperatura, corrientes y luz
El primer factor determinante en la distribución de los arrecifes de coral a gran escala es la temperatura del agua, ya que las algas endosimbiontes de los corales formadores de arrecifes no pueden sobrevivir en aguas excesivamente frías ni excesivamente calientes. Temperaturas mínimas de 20º C y máximas de 30º C caracterizan bastante bien las zonas de arrecifes del planeta. Así, el papel de las corrientes marinas es crucial en la distribución de los arrecifes, no solamente porque determinan la temperatura del agua, sino también porque son las responsables del transporte de larvas de coral a otras zonas y por tanto de la formación de nuevos arrecifes de coral. Los arrecifes de coral se prolongan a lo largo de las costas orientales de los grandes continentes donde las corrientes son cálidas, pero en las costas occidentales, donde predominan las corrientes frías, están restringidos a zonas cercanas al Ecuador o faltan por completo. Este factor nos da una primera pista de dónde se pueden formar estas estructuras arrecifales.
El segundo factor limitante es la necesidad de luz de las algas unicelulares que viven en simbiosis con los corales. Como consecuencia, los arrecifes se sitúan únicamente en las proximidades de tierra firme, ya sea una isla o un continente, donde es más fácil encontrar aguas someras y casi nunca a profundidades superiores a los 50 metros.
Turbidez y sedimentación.
El tercer factor limitante en la distribución de los arrecifes, junto a la temperatura del agua y la luz, es la presencia de materia en suspensión. Los pólipos de los corales se hallan fijos al sustrato por lo que no pueden soportar una excesiva sedimentación. Así, las zonas en las que el agua transporta de forma periódica o constante una gran cantidad de materia en suspensión, se ven libres de arrecifes. Por ejemplo este factor es condicionante de los arrecifes alternativos de Sri Lanka, pues los numerosos ríos de esta gran isla vierte toneladas de sedimentos terrígenos. Cuando alguno de estos tres factores son limitantes para la formación de arrecifes clásicos cobran mayor importancia otras relaciones ecológicas y se tiende a la aparición de otro tipo de biocenosis que producen paisajes parecidos a nuestro precoralígeno y coralígeno mediterráneos. En las fotografías que ilustran este artículo se puede apreciar el fenómeno del ‘paisaje convergente’. Se trata de fotografías seleccionadas no por su vistosidad o para resaltar un organismo concreto sino para mostrar el aspecto de estos paisajes tropicales alternativos. Cualquiera de estas fotografías podríamos percibirlas como si fuesen de un paisaje circalitoral del Mediterráneo. Sólo al hacer la identificación exhaustiva de cada especie, nos daríamos cuenta de que no se trata de especies mediterráneas, sino de sus equivalentes ecológicos tropicales, ocupando nichos equivalentes y estableciéndo relaciones ecológicas equivalentes.

*El término coral no tiene un gran rigor científico, pero el factor común a todas las especies es que son animales que pertenecen al amplio filo de los Cnidarios y por lo general son especies coloniales y que poseen un esqueleto de carbonato cálcico.

 

 
 
   
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