BIOLOGIA
 
9.000 formas de gelatina picante

Los cnidarios o celentéreos son el grupo de animales macroscópico más abundante en los mares tropicales y subtropicales. Presentes también en otros mares, e incluso en aguas dulces, son el grupo de animales más primitivos del planeta y tienen una importancia fundamental en la ecología marina ya que son los responsables de la formación de los arrecifes. Pero, sin embargo, a pesar de que todos los hemos estado viendo en nuestras inmersiones, no sabemos mucho de ellos, salvo que la mayoría son urticantes.
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Pólipos, madréporas, medusas, corales, hidras y anémonas son miembros de una misma familia de picantes y gelatinosos seres que conquistaron los mares antes de que los mismísimos peces comenzaran a discurrir por sus aguas. Deben su nombre de cnidarios a los cnidocistos, unos microscópicos pero eficaces dardos urticantes y paralizantes que disponen en sus tentáculos y que, por contacto, disparan contra sus presas. Para nosotros suponen, además de un bello espectáculo multicolor, en ocasiones hasta bioluminiscente, la posibilidad de contar con los ecosistemas más ricos de los océanos, los arrecifes de coral.
A veces nos ocasionan alguna molestia por sus picaduras, pero somos nosotros los que provocamos el incidente dado que, a pesar de que algunas medusas pueden vernos a través de unos ocelos situados en sus tentáculos compuestos por manchas pigmentarias y células fotorreceptoras que forman bulbos o discos, difícilmente tienen capacidad de esquivarnos. Mucho menos los que se encuentran unidos al sustrato, como los pólipos o anémonas, que sufren nuestros aplastamientos con la única contraprestación de dejarnos alguna zona del cuerpo irritada.
La familia, con unas 9.000 especies, tiene tres clases de miembros: hodrozoos, antozoos y escifozoos.
Los hidrozoos, que pueden mostrarse en forma de pólipos o medusas, no poseen tabiques en sus cavidades gastrovasculares. Las medusas son pelágicas pero los pólipos habitan los fondos de costas y aguas continentales.
Los antozoos sólo se presentan como pólipos y pueden ser solitarios como las anémonas y las actinias o coloniales como las madréporas o corales. Estos, al contrario de los hidrozoos, tienen tabicadas sus cavidades gastrovasculares que forman un esqueleto calizo que es el responsables de la extensión de los arrecifes.
Pólipos de Parerythropodium
Por último, los escifozoos son medusas con cavidad gastrovascular tabicada, tentáculos y unos órganos sensoriales llamados ropalias capaces de percibir sensaciones visuales, olfativas y táctiles. Son de los pocos cnidarios que “practican el sexo” ya que el resto suelen ser hermafroditas o se reproducen dividiéndose y brotando unos de otros.
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Espectáculo de otro mundo

Si vemos a una medusa bioluminiscente podemos pensar que se trata de un ONNI (Objeto Nadador No Identificado) o algún extraterrestre abisal y no un ser vivo de este planeta. Sin embargo pueblan los mares antes de que nosotros fuéramos una idea en el proyecto de la evolución. Muchos todavía nos negamos a creer que esos hermosos jardines submarinos no están compuestos de plantas sino de animales. Unos animales capaces de hacer una vida simbiótica con sus amigas las algas y capaces de construir islas, atolones, barreras, etc. Algunos llegaron a poblar los ríos de agua dulce como las hidras. Probablemente llegaron nadando en forma de medusas. Los cnidarios se mueven contrayendo los tentáculos o deslizando su disco de base ayudados por secreciones mucosas que lubrifican el camino. También los hay que aprovechan el balanceo de su cuerpo o las corrientes. Son carnívoros y se alimentan de plancton, crustáceos, larvas, anélidos, pequeños pececillos...
Anémona magnífica del Pacífico

La mayor parte de ellos se reproducen de forma asexual por gemación, una yema surge como un bulto y se va desarrollando hasta que alcanza el tamaño de un juvenil y se desprende. Otros cnidarios, como algunas medusas, son hermafroditas monoicas, es decir, pueden cambiar de sexo a placer. También los hay dioicos que poseen espermatozoides y óvulos en un mismo individuo que puede auto-fecundarse.
Sus tamaños varían mucho: hay pólipos que a penas miden 0,3 milímetros y medusas que alcanzan los 40 cm de diámetro o que tienen tentáculos que llegan a medir 30 metros.
Pero si sus tamaños son diversos, sus formas y colores nos impedirían relacionarlos como miembros de una misma familia: tubulares, en forma de racimo, en forma de flores pegadas al sustrato, sombrillas navegantes, solitarios o en formaciones coloniales...todos tienen en común su carácter gelatinoso y más o menos urticante.

 

Medusa aguamala Atlántico
La unión hace la fuerza

Pero sin duda los más trabajadores y gregarios son los madreporarios. Sus esqueleto es de CaCO3 y es segregado por la epidermis de la mitad inferior de la columna o placa basal que le sirve para fijarse. De allí surge un cáliz que muestra la flor con unos pétalos-tentáculos que le sirven de órganos sensoriales y verdaderas trampas paralizantes para sus presas, además de ser una estupenda defensa para ellos mismos y para los afortunados inquilinos.
Necesitan de unas pequeñas algas con las que conviven simbióticamente, aguas claras y una temperatura entre 20º y 28º C y con esas condiciones son capaces de formar arrecifes que no son otra cosa que la acumulación del calcio de sus esqueletos. Los arrecifes pueden ser festoneados, rodeando las costas e islas; de barrera, separados de la costa por una laguna; o atolones, que se forman sobre cumbres de volcanes sumergidos. Todos ellos han existido en las distintas eras, pero en la que más se desarrollaron fue en la Mesozoica. Ahora atraviesan su peor momento ya que el cambio climático, la contaminación o las agresiones están acabando con los viejos arrecifes.
Cuestión de medidas
Un grupo tan heterogéneo como el de los cnidarios posee un variado espectro de medidas y formas. Los pólipos más pequeños rondan tan sólo los 0´3 mm (por ejemplo los de los hidroideos). Sin embargo, la Alicia mirabilis es una anémona que puede alcanzar los 30 cm de altura y el Cerianthus membranaceus los 35 cm de altura. Son pólipos solitarios pertenecientes a la clase de los antozoos.
En cuanto a las medusas, las especies más pequeñas suelen tener un diámetro máximo del sombrerete de 2 mm. En el Mediterráneo la aguacuajada (Cotylorhiza tuberculata), perteneciente a la clase de los escifozoos, puede llegar a tener un diámetro del sombrerete de 40 cm. Pero si hablamos de longitud, los tentáculos de la carabela portuguesa (Physalia physalis), llegan a alcanzar los 30 metros, mientras que su campana natatoria mide 30 cm de diámetro. Esta especie es, en realidad, una colonia de pólipos tan especializados que cada uno tiene una morfología según la función a realizar en la colonia, la cual tiene el aspecto global de una medusa. Mientras que una medusa, como la aguacuajada, es sólo un individuo, la carabela portuguesa es una colonia de pólipos pertenecientes a la clase de los hidrozoos, luego no es estrictamente una medusa.
La pelagia noctiluca, que pertenece a la clase de escifozoos y, por lo tanto, es una verdadera medusa, tiene un cuerpo de tan sólo unos 10 cm de longitud, pero sus tentáculos cazadores urticantes, pueden alcanzar los 10 metros.
Pólipos de gorgonia del Mar Rojo
Medusa casiopea del Caribe

 

 
   
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