BIOLOGIA
Longevas nadadoras de fondo

La tortuga y la liebre han sido las protagonistas de una fábula en la que la moraleja premiaba la constancia y la tenacidad de la tortuga, que a pesar de su lentitud llegaba primera a la meta. Quizás su longevidad sea la compensación natural a su torpeza en tierra, pero las tortugas marinas son buenas nadadoras que se desplazan largas distancias para desovar en las playas. Cuatro especies han sido incluidas “de interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas: las Tortugas Laúd, Boba, Verde y Carey.
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Las tortugas marinas existen hace más de 150 millones de años y pudieron sobrevivir a todos los cambios del planeta. Pero su origen fue terrestre y en su adaptación marina, evolucionaron, diferenciándose de otros reptiles. El número de sus vértebras disminuyó y las que quedaron se unieron o fusionaron a las costillas, formando un caparazón resistente, aunque leve. Perdieron los dientes, adquiriendo una especie de pico, y sus patas se transformaron en aletas.
Las tortugas no son animales de cerebro evolucionado, pero tienen extremadamente desarrollados la visión, el olfato y la audición, además de una fantástica capacidad de orientación.
Eso hace que, aún viviendo dispersas en la inmensidad de los mares, sepan el momento y el lugar de la reunión para la reproducción. En esa época, realizan viajes transcontinentales para volver a las playas donde nacieron para desovar.
Los investigadores todavía no pueden explicar muy bien ese fantástico sentido de orientación.

Se sabe, sin embargo, que el ciclo de reproducción de las tortugas puede repetirse en intervalos de uno, dos o tres años, variando según la especie y condiciones ambientales, especialmente la distancia entre las áreas de alimentación y reproducción.
El apareamiento se lleva a cabo en el mar, en aguas profundas o costeras. La hembra elige uno entre varios machos y el cortejo comienza con algunas mordidas en el cuello. La cópula dura varias horas, la fecundación es interna y una hembra pude ser fecundada por varios machos. Una misma hembra puede realizar de tres a cinco desoves por temporada, con intervalos de 10 a 15 días como promedio, cada una con 130 huevos, aproximadamente. Existen siete especies de tortugas marinas agrupadas en dos familias - las de Dermochelyidae y las de Cheloniidae.

Caparazón burlado
La tortuga fue muy apreciada por los navegantes de siglos pasados ya que puesta al revés proporcionaba carne fácil de guardar en los galeones. Sin embargo, el comercio ilegal que hoy esta amenazando estos animales no es por alimento sino por artículos de lujo no indispensables.
Las matanzas masivas de tortugas han puesto ya a varias especies al borde de la extinción. Desafortunadamente, la cría en cautividad no ha permitido sustituir estas matanzas, debido a la imposibilidad de reproducir tortugas marinas de segunda generación.
En el mar Mediterráneo la amenaza para las tortugas no es bajo la forma de matanzas sangrientas, pero es igualmente preocupante. La destrucción de las costas o, simplemente, la invasión por objetos, vehículos, carreteras, ruidos e iluminaciones artificiales, han dejado a las tortugas sin playas para anidar. Quedan algunas playas en la cuenca oriental, pero al acudir demasiadas tortugas a las pocas playas que quedan y al no reunir estas las condiciones optimas de incubación, el ritmo reproductivo ha disminuido drásticamente.

Pero para la supervivencia de estos animales, una amenaza mayor consiste en la alta mortandad de ejemplares adultos, ya que son ellos quienes tienen ahora la única posibilidad de recuperar las especies amenazadas. Obstáculos en playas, son uno de sus enemigos, pero hay otros más graves. La contaminación de los mares por vertidos de residuos químicos afecta también a las tortugas. Los contaminantes se acumulan en estos animales situados prácticamente en la cima de su cadena alimenticia.
Estos contaminantes reducen su fertilidad, afectan su sistema inmunológico y son responsables de malformaciones y enfermedades diversas.
Otros grandes enemigos de estos animales son las bolsas y residuos de plástico que flotan por el mar. Como en otros animales marinos (cetáceos, pinipedos) la gran cantidad de bolsas de plástico y otras basuras que derivan por los mares constituyen un importante peligro.
La ingestión accidental de plásticos provoca la muerte de miles de tortugas y mamíferos marinos cada año.
Otro problema es la captura accidental y no intencionada de decenas de miles de tortugas por las artes de palangre.

Esta arte de pesca, de las pocas selectivas y respetuosas de los recursos pesqueros, captura accidentalmente en sus anzuelos a tortugas bobas que son liberadas por los pescadores cortando el sedal cuando no pueden sacarlo de la boca de la tortuga. Cada año algunas de estas tortugas son puestas bajo supervisión en tanques de un instituto oceanográfico para ver si consiguen sobrevivir con el anzuelo dentro y expulsarlo de forma natural

Las cuatro protegidas
La Tortuga de Carey (Eretmochelys imbricata),también llamada tortuga verdadera o legítima, es considerada la más bonita de las tortugas marinas. Tiene el caparazón formado por escamas marrones y amarillas, superpuestas como las tejas de un tejado. La boca se parece al formato de un pico de gavilán y el caparazón puede medir hasta un metro de largo y pesar 150 kilos. Tiene este nombre porque era cazada para que su caparazón fuese usado en la fabricación de peines y armazones de anteojos. Por eso es una de las más amenazadas de extinción. Se alimenta de peces, moluscos, esponjas y crustáceos.
La Tortuga Verde (Chelonia mydas) se alimenta exclusivamente de algas. Tiene el caparazón castaño verdoso o grisáceo y mide algo así como 1,20 m. Pesa aproximadamente 250 kilos, pudiendo alcanzar los 350.
La Tortuga Gigante o Laúd (Dermochelys coriacea) es la mayor especie de tortuga marina y también la más fuerte. Es llamada tortuga gigante, porque mide hasta dos metros de largo y pesa 700 kilos, Sin embargo ya ha sido encontrado un ejemplar de 900 kilos.
De color negro, con puntos azules, tiene el caparazón menos rígido que las otras, pareciendo casi un cuero, por eso tiene ese nombre. Tiene grandes aletas frontales, que le permiten nadar largas distancias.
Vive siempre en alto mar, aproximándose al litoral solamente para el desove.

Tortuga boba (Caretta caretta) es la tortuga marina más común en la cuenca del Mediterráneo, una tortuga que ha desarrollado una potente mandíbula para alimentarse de crustáceos, peces y esponjas. Su nombre en España lo recibe por su costumbre de tomar el sol en superficie quedando tan dormida y atontada que es fácil de capturar. Esta costumbre la hace a menudo ser víctima de atropellos por los barcos o sus hélices. Su caparazón tiene un tamaño medio de entre 90 y 100 cm, pudiendo llegar hasta los 120 cm, con un peso de 90 a 150 Kg. Son animales solitarios de costumbres menos pelágicas que la tortuga Laúd, se acercan bastante a la costa y se pueden adentrar incluso en rías, zonas estuáricas e incluso desembocaduras de grandes ríos.
Es carnívora y se alimenta principalmente de crustáceos, esponjas, moluscos, cefalópodos, equinodermos, y demás invertebrados bentónicos. Los peces suelen aparecer en su dieta, aunque se cuestiona que las tortugas bobas pueden capturarlos vivos, salvo que sean de especies de natación lenta. La presencia de peces en su dieta parece deberse más bien al aprovechamiento de descartes de los barcos de pesca.
 
   
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