Un
nudibranquio es un ser que se pasea por la vida con su aparato respiratorio
al aire, algo difícil de imaginar hasta para un guionista
de ciencia ficción. Y no sólo eso, sino que algunos
al menor signo de peligro puede retraerlo con rapidez hasta el interior
del cuerpo, que es parecido a aguantar la respiración para
que no se nos oiga. Pertenecen al grupo de los invertebrados y al
de los moluscos y son parientes cercanos de animales como el caracol,
la ostra o el calamar. Hay nudibranquios que también son
gasterópodos porque caminan sobre su aparato digestivo como
lo hacen las babosas. Sin embargo, los nudibranquios tienen más
colorido que el de sus parientes terrestres. La Vaquita Suiza es
además un opistobranquio, es decir que no sólo tiene
las branquias al aire (desnudas -nudi-) sino que las tiene en donde
la espalda pierde su casto nombre, es decir en el opisto
o culo.
En el Mediterráneo hay unas 50 especies de opistobranquios
y todos tienen en común que son de colorido carnavalero pero
discretos en su tamaño. Tan discretos que algunos miden sólo
milímetros y están totalmente mimetizados con el entorno,
así que ni los vemos.
No es el caso de la Vaquita Suiza, habitual en casi todas las inmersiones.
Sin embargo era considerada rara hasta hace unos veinte años,
cuando todavía no se había desarrollado el submarinismo
autónomo como en nuestros días.
Las coloraciones no son en absoluto decorativas. Obedecen a fines
muy prácticos, como el de preservar la vida frente a los
depredadores. Básicamente hay dos fórmulas: o bien
tienen un color de camuflaje que les permite mimetizarse con el
medio y hacerse invisibles, o bien muestran colores ligados al envenenamiento.
Estos colores los utilizan algunos opistobranquios que se alimentan
de hidrarios y otros animales urticantes que les proporcionan sustancias
venenosas. En el caso de la Vaquita, su coloración es disruptiva,
es decir, rompe la silueta del animal y lo confunde con el fondo
como si fuera un conjunto de piedrecillas o de agujeros, una especie
de criptograma biológico que sus depredadores no pueden descifrar.
Sin embargo para nosotros es una coloración tan extraña
y llamativa como la de la vaca suiza, la del dálmata o la
del leopardo. Precisamente de esos parecidos recibe sus distintos
nombres: vaquita suiza (español), doris dalmatien (francés),
leopardschnecke (alemán).
Una modelo tímida
No es fácil de fotografiarla en todo su esplendor, con sus
6 o 9 branquias tripinnadas de casi 1 centímetro desplegadas
en forma de corona alrededor de su ano y sus dos rinóforos,
con unas 25 lamelas finas en cada uno, estirados sobre su cabeza
a modo de cuernecillos. Normalmente, en cuanto nota nuestra presencia,
retrae sus órganos y se queda encogido un buen rato. Luego
los vuelve a extender pero muy lentamente, comenzando por los rinóforos.
Los doridáceos deben su nombre a Doris, la hija de Océano
y Tetis que se casó con el dios marino Nereo y dio a luz
a las 50 ninfas marinas, las nereidas. Este doridáceo manchado
de negro (Atro- ater = negro + Maculata- maculatus = manchado) vive
en aguas superficiales y profundas cercanas a poblaciones de esponjas
petrosia ficiformis, ya que es un parásito de esta esponja,
de la que se alimenta exclusivamente. Es una especie endémica
del Mediterráneo, descrita por vez primera en 1880 por Bergh.
El estrecho pie de la Vaquita, se encuentra cubierto por su manto,
de textura granulada por estar cubierta de protuberancias cónicas.
Las manchas que presentan son de formas irregulares, redondas y
ovaladas, de color pardo oscuro, de distintos tamaños y ordenación.
En el Mediterráneo oriental el color de las manchas es más
oscuro que el de nuestras costas.
Es una especie hermafrodita y su época de reproducción
es el otoño. Los huevos se reunen en largas cintas gelatinosas
de un color blanco amarillento. Las cintas se disgregan lentamente
hasta que todas las larvas alcanzan el desarrollo completo. Inician
entonces una vida planctónica. Tras su metamorfosis se alimentará
de la esponja petrosia ficiformis, concretamente de su capa superficial
que es rica en vegetales simbiontes.
Tortugas bobas estudiadas vía satélite
La tortuga boba (Caretta caretta), especie protegida en todo el
mundo, está siendo estudiada por telemetría por satélite
en un proyecto pionero sobre tortugas marinas en el Mediterráneo
occidental, desarrollado por el Grupo de Biología de la Conservación
(gBC) de la UB dirigido por el profesor Àlex Aguilar
y el Centro de Recuperación de Tortugas Marinas Vellmarí
de Formentera. Amenazada por la contaminación medioambiental,
las artes de pesca y el comercio ilegal, la Caretta caretta es la
tortuga marina más abundante en el Mediterráneo y
es capaz de realizar migraciones a gran distancia a través
del océano. El nuevo proyecto científico, precursor
en el uso de la telemetría vía satélite en
tortugas marinas en el Mediterráneo occidental, aportará
un mayor conocimiento del origen de las tortugas marinas en las
costas baleares -donde no existe área de cría- y de
las rutas migratorias, ecología, biología reproductiva
y comportamiento de la especie en el hábitat marino.
Según estudios genéticos realizados en el 2002 por
Carles Carrera (gBC) y Marta Pascual (Departamento de Genética-UB)
en el programa UE-LIFE y Sa Nostra, las tortugas de las islas Baleares
procederían mayoritariamente de poblaciones de playas de
cría del Caribe (México, Florida, Carolina, etc) en
donde se localizan las playas de cría más importantes
de tortuga boba, (con unas 300.000 hembras reproductoras). Sin embargo,
no se puede descartar una contribución de las áreas
de nidificación del Mediterráneo oriental (Grecia,
Turquia y Líbia), donde la población de hembras reproductoras
se calcula en sólo 3.000 ejemplares. Con la aplicación
del seguimiento vía satélite, los expertos podrás
complementar los datos genéticos, indicando la ruta de retorno
de las tortugas al lugar de origen.
|