BIOLOGIA
Las condiciones ambientales del interior de las cuevas determinan el tipo de comunidades que las habitan, y éstas dependen de factores como la luz, las corrientes, las dimensiones, los sedimentos, etc...
 
TEXTO: Jordi Vall Mainou
FOTOS: Enric Madrenas CIB

Las cuevas submarinas de nuestro mar Mediterráneo están situadas dentro del grupo de comunidades bentónicas del circalitoral y esto ocurre aunque no se encuentren ubicadas propiamente en el rango de profundidades característico del circalitoral. La comunidad circalitoral viene dada por la profundidad máxima en la que aun se hallan algas carnosas y la profundidad máxima donde ya no pueden subsistir ningún tipo de algas (entre los 15 y 40 metros según la transparencia del agua y hasta los 100 metros de profundidad aproximadamente).

Las cuevas submarinas, a diferencia de otros hábitats bentónicos de nuestro litoral, son caracterizadas principalmente por las condiciones ambientales que se crean en sus interiores y que son determinantes para las comunidades que las habitan, según la iluminación, forma del interior, dimensiones, filtraciones de agua dulce, etc.
El primer condicionante ambiental de estos hábitats es la luz; es fácil imaginar que dentro de una cavidad, sumergida parcial o totalmente, el porcentaje de luz respecto al exterior es muy reducido, incluso algunas cuevas son afectadas por la falta total de luz.

La falta de luz explica la ausencia total de algas al rebasar la entrada de la cueva o túnel. Gracias a la falta de luz existen algunos peces y crustáceos de orígenes más profundos que viven y se desenvuelven con toda normalidad en este hábitat.
Esta falta de luz permite observar, en un espacio corto y comprimido, una serie de especies y poblamientos que aparecen en una longitud mucho mayor de pared vertical iluminada del exterior.

Un segundo condicionante ambiental se refiere al desplazamiento de agua del interior de cuevas y túneles. La forma estructural, la profundidad y la orientación geográfica en la que está situada son muy importantes. En las cuevas superficiales, el movimiento de las olas consigue un intercambio de masa de agua notable y continuo, en cambio, en las profundas el fuerte oleaje ni siquiera se percibe.

Las dimensiones de las cuevas también son importantes, los movimientos de agua se reducen cada vez más cuanto mayor sea su longitud o tenga formas retorcidas, bifurcaciones, chimeneas, etc. El intercambio de agua es primordial para la supervivencia de fauna especializada en las zonas más internas; en el interior de algunas cuevas este intercambio de agua se realiza por simple difusión. Este intercambio aporta oxígeno y materia orgánica en suspensión necesaria para el mantenimiento de las comunidades que habitan en los interiores más inaccesibles de las cuevas.

La escasa circulación de agua, en algunas zonas de las cuevas cerradas, puede provocar una temperatura bastante estable de sus aguas durante todo el año. Esta temperatura del agua estable condiciona la viscosidad del agua, el intercambio de agua por difusión y afecta de manera negativa a la movilidad de las larvas. El poseer unas condiciones bastante constantes da lugar a una estabilidad ambiental y es beneficioso para algunas especies de crecimiento muy lento.

La sedimentación es otro factor importante, esencialmente en las cuevas cerradas. Los sedimentos quedan atrapados por la falta de una buena circulación de agua. La deposición de materiales finos en el fondo de las cuevas lo hace inhabitable para las especies filtradoras, que ven obturados sus sistemas de filtración, imposibilita la instalación de larvas, pero en cambio, permite la existencia de especies que se alimentan de sedimentos.




Entre los tipos de invertebrados que habitan las cuevas hay esponjas (Agelas oroides, Spirastrella cunctatrix y Petrosia ficiformis), algunas pierden su pigmentación en las cuevas más oscuras y adoptan formas diferentes de los ejemplares de la misma especie alojados en fondos iluminados. Los madreporarios y corales (Leptopsammia pruvoti y corallium rubrum pertenecientes al grupo de los cnidarios antozoos) presentan poblamientos notables, briozoos (Sertella septentrionalis), anélidos poliquetos (Serpula vermicularis) localizados debajo o entre las esponjas, moluscos que se alimentan de esponjas (Peltodoris atromaculata), crustáceos de los que suelen habitar en fondos de más profundidad (Stenopus spinosus, Dromia personata, Scyllarus arctus ), estrellas y ofiuras (son clasificados dentro de los equinodermos). Al referirnos a los vertebrados principalmente podemos observar escórporas (Scorpaena porcus), Gobio leopardo (Thorogobius ephippiatus), Brótola de roca (Phycis phycis), Tres colas (Anthias anthias), Corvallo (Sciaena umbra).

En el interior de cuevas y túneles es importante evitar las visitas por espacios de tiempo prolongados o una excesiva afluencia de submarinistas, las burbujas que desprendemos se alojan en los techos y dejan sin contacto con el agua a innumerables especies. Debemos movernos con suma cautela, evitar golpear las paredes y no levantar sedimentos. Muchas de las especies de estas comunidades son filtradoras y de crecimientos muy lentos, algunos de ellos crecen un milímetro por año.


 
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