Hace
ya seis años se realizó una reunión científica
bajo este tema esponsorizado por la Undersea and Hyperbaric Medical
Society (UHMS). Las conclusiones se publicaron en un libro titulado
¿Are asthmatics fit to dive?. Después de aquella reunión
y en base a la experiencia de los expertos en la materia podemos recoger
la idea fundamental emitida por los médicos responsables ...
por los datos que disponemos en la actualidad se sugiere que en los
pacientes asmáticos con una función respiratoria normal
en reposo, y con una reactividad bronquial baja al ejercicio o al
aire frío, el riesgo de sufrir barotraumatismos es similar
al de los sujetos no asmáticos.
¿Qué es el asma?
Los pacientes que padecen asma sufren episodios intermitentes de
tos, dificultad respiratoria, sensación de opresión
torácica y sibilancias (pitidos al respirar) intercalados
por periodos de normalidad. En función de la gravedad del
asma, las crisis serán más o menos intensas y los
periodos de normalidad estarán más o menos reducidos.
Los síntomas del asma vienen determinados por el estado inflamatorio
de las vías aéreas y la acción de un estímulo
que desencadena una serie de eventos que nos llevan a un mayor estado
inflamatorio, una contracción de la musculatura lisa de los
bronquios que disminuye su calibre y a un aumento de la producción
de moco. El retorno a la normalidad absoluta será cada vez
más difícil si no podemos controlarla, por mal tratamiento,
mal diagnóstico o mala evolución de la enfermedad,
porque el proceso inflamatorio estará cada vez más
instaurado.
La prevalencia de asma es elevada, entre un 5 y un 10% de nuestra
población, aunque sabemos que los síntomas similares
al asma de esfuerzo pueden desarrollarse en pacientes con rinitis,
infecciones respiratorias leves u otros estados que manifiesten
un aumento de la sensibilidad de los bronquios. Por lo que podemos
atrevernos a decir que es una enfermedad muy presente en nuestra
comunidad. Con respecto a la práctica del buceo con SCUBA
sabemos que existe un gran número de individuos que lo disfrutan,
incluso profesionales, que padecen o han padecido asma en algún
momento de su vida (alrededor de un 7% de buceadores en EEUU son
asmáticos).
¿Es peligroso el buceo en
el asmático?
La reglamentación en vigor nos indica que un individuo con
asma no puede obtener una licencia que le permita realizar actividades
subacuáticas, utilizando los depósitos de aire comprimido.
Como se sabe, en la práctica del buceo deportivo se respira
aire comprimido de modo que la conducción del aire a lo largo
del aparato respiratorio debe estar libre de obstrucciones con el
objeto de ecualizar las presiones durante la inmersión pero
sobre todo durante el ascenso a la superficie. Si una cavidad como
los pulmones, el oído medio o los senos tienen dificultades
para comunicarse con el exterior pueden sufrir una compresión
en el descenso y una sobreexpansión al ascender. La migración
o movimiento, o producción de un tapón de moco hacia
una zona determinada que previamente estaba libre, obstruyéndola
puede ser la causa del accidente de sobrepresión pulmonar.
En principio, parece evidente que un estado estable previo a la
inmersión no nos evita el riesgo de padecer una crisis. El
asmático puede desencadenar una crisis no sólo por
el ejercicio, o el frío, sino también por un estado
de ansiedad, por miedo, por hiperventilar o por el aire seco o el
inevitable paso de cierta cantidad de agua de mar en un momento
u otro de la inmersión hacia el aparato respiratorio. Debe
leerse de lo presente que estar bien no es un seguro de no tener
una crisis. Hay que vigilar y ser metódico. El buceador que
tiene asma debe recordar que el llevar un tiempo sin síntomas
no nos indica que no exista un cierto nivel de obstrucción
de las pequeñas vías aéreas, que permitiría
un cierto paso del aire en sentido periférico y que en el
ascenso podría verse atrapado con el consiguiente peligro
anteriormente comentado. El riesgo es por la tanto doble, por un
lado el de padecer una crisis de asma y por otro el derivado de
un accidente de buceo.
Beneficios del buceo en el asmático
Se ha comentado los efectos nocivos o peligrosos del asma asociados
a la práctica del buceo. Pero esta actividad deportiva nos
ofrece también aspectos beneficiosos para el asma. En general
se practica en el Mar o en el Océano, espacios abiertos sin
plantas, es decir sin polen y sin ácaros, por lo que el paciente
que padece asma alérgico se encontrará en un ambiente
limpio de los estímulos provocadores de su asma. El aire,
si bien es bastante seco y puede que frío en la inmersión,
está normalmente bien filtrado por lo que los contaminantes
e irritantes respiratorios son ínfimos. El deporte obliga
a una cierta preparación física que mejora la capacidad
aeróbica del individuo y la mejor tolerancia a las pequeñas
crisis de asma. Por último, y de lo que podríamos
hablar mucho, como deporte en la naturaleza como deporte individual
y a la vez en equipo, e incluso como deporte de riesgo, ofrece una
serie de beneficios inherentes a estas condiciones que estimulan
el desarrollo y formación personal estabilizando el estado
emocional del individuo (asmático o no).
Pruebas para saber si el asmático
está preparado
Las pruebas de Valoración de la Función Respiratoria
son importantes en el asmático. Mantener unos niveles superiores
al 85% de lo esperado deben ser inviolables antes de hace cualquier
actividad física, sobre todo en la naturaleza y en un deporte
de riesgo. La valoración previa con un medidor de flujo (como
los de la foto) puede ser muy útil para hacer un seguimiento
y aprender a conocer el asma de cada uno. En la actualidad hay medidores
de la capacidad respiratoria portátiles, que memorizan varias
pruebas y pueden ser controlados por el especialista a través
de archivos informáticos. Estos son los más útiles
y más fiables para el control y seguimiento de un asmático.
Además de ofrecer una evolución del comportamiento
de las vías respiratorias durante el tiempo y en función
de ciertos eventos.
Estas valoraciones nos indican como está el aparato respiratorio
en reposo. Es obligado que un asmático realice una prueba
de broncoreactividad, esto es, realizar un test de esfuerzo en unas
condiciones ambientales del aire determinadas, sequedad y frío,
que ponen a prueba la sensibilidad de estas vías demostrando
una respuesta exagerada o no al estimulo. Esta prueba no sólo
es importante para ver el estado actual del paciente, sino para
valorar la respuesta al tratamiento y a la evolución de la
enfermedad. Es obligado en el buceador con asma porque valora unas
características de la prueba de esfuerzo que son similares
a las que puede hallar el buceador en su medio.
El ejercicio requiere una adaptación de todos los sistemas
para mantener estable al individuo y es el modo de poner a prueba
al organismo. Hacer ocasionalmente una prueba de esfuerzo no sólo
es importante para el practicante de una actividad deportiva, sobre
todo si es mayor de 35 años, sino para todos aquellos individuos
que padecen una enfermedad crónica. Mediante la prueba de
esfuerzo cardiorespiratoria con análisis metabólico
no sólo conseguimos saber el nivel de condición física
del deportista sino también si padece algún déficit
o alguna alteración en la adaptación al estrés
solicitado, en este caso el esfuerzo, y poner a su disposición
los métodos y mecanismos oportunos para solucionarlo o evitarlo.
En el asmático la prueba de esfuerzo nos sirve sobre todo
para ver cómo se adecuan las vías respiratorias al
requerimiento energético solicitado, y para valorar la reactividad
de los bronquios al ejercicio. Es cierto, y está demostrado
ampliamente, que si bien el ejercicio no cura el asma, sí
que lo hace más llevadero porque mejora el nivel de condición
física y aumenta la tolerancia al ejercicio y a las crisis.
|