Rondaban
los años setenta, en plena expansión de la espeleología,
cuando muchas personas se dedicaban a la exploración
del mundo subterráneo, un mundo hasta entonces desconocido
para el público, si no fuera por la famosa historia
de Julio Verne Viaje al centro de la tierra. Estos
espeleólogos en su afán de conocer, estudiar
y explorar las cuevas y simas de nuestro planeta, se encontraban
en muchas de sus incursiones con una barrera infranqueable,
que detenía su progresión; el agua. Esta inundaba
por completo las grutas y hasta entonces, no se conocían
técnicas seguras para poder solventar los problemas
que acarreaba este muro líquido. Aunque esporádicamente
si se realizaban algunas exploraciones.
Por otro lado, en el exterior, también se avanzaba
mucho en el desarrollo de las técnicas y materiales
de buceo, que permitían su práctica con notable
seguridad.
La aplicación de las técnicas de buceo, para
poder resolver las dificultades que los espeleólogos
tenían, a la hora de franquear los pasos de las cuevas
inundadas, fue lo que dio lugar al nacimiento de esta relativamente
nueva y fascinante actividad, el espeleobuceo y a nuestro
entender bien llamada LA ÚLTIMA FRONTERA.
Una
primera aproximación a la definición de espeleobuceo,
sería la práctica de inmersiones en cuevas,
como su propio nombre indica. Este concepto es tan amplio
que nos obliga a realizar diferenciaciones específicas
dentro del mismo, pues son muchas las disciplinas que abarca:
cuevas del litoral, surgencias (grandes fuentes), sumideros
(recogidas de agua), sifones en el interior de simas (cuevas
verticales), grandes pozos, etc. También son muy diferentes
las situaciones que nos podemos encontrar, dependiendo de
factores como la ubicación de las grutas, el entorno
donde se hallan, la longitud, profundidad, morfología,
etc. El espeleobuceo en sí, es la combinación
de complejas y avanzadas técnicas de espeleología
y buceo. A priori, es una practica que conlleva un riesgo
muy elevado, por las especiales condiciones en las que se
desarrolla, ya que además de estar en un medio extremadamente
confinado, nos encontramos con ausencia de total luz, aguas
muy frías, turbidez, corrientes, etc.
Además tenemos que tener en cuenta otros factores,
como nuestra condición física, ya que en determinadas
circunstancias, tendremos que progresar por complicadas, angostas
y verticales paredes dentro de las cuevas, largos recorridos
sumergidos que aletear y transportar material consideradamente
pesado y voluminoso. Nuestro equipo es otro factor de extrema
importancia, pues todo lo que sea susceptible de avería,
o nuestra seguridad dependa de ello, habrá que llevarlo
como mínimo por duplicado; linternas, reguladores,
botellas, etc. Pero un factor que pasaría desapercibido
en principio, es vital: la preparación psicológica.
Partiendo de la base de que el agua no es nuestro medio, la
presión hidrostática o sea el peso del agua
a la que nos vemos sometidos aumenta con la profundidad, ausencia
de gravedad (horizonte esférico), los equipos son voluminosos
y muy engorrosos, lo que dificulta los movimientos y el avance
(no solo por la resistencia hidrodinámica, sino por
los posibles enganchones), el entorno es oscuro (dificulta
no solo la visión, sino también la comunicación)
y la más importante, la presencia de un techo, que
no nos permite abandonar la inmersión, sino que tendremos
que recorrer todo el camino de vuelta hasta la salida, obligándonos
a solucionar cualquier incidente in situ.
Debemos
hacer una llamada a la precaución a aquellos buceadores
que, sin conocimientos específicos previos de espeleobuceo,
se meten en cuevas en la realización de sus inmersiones
de buceo recreativo. Esta práctica ya ha producido
muchos accidentes, fáciles de evitar si el buceador
hubiera tenido una formación básica.
Si hace unos años no existía un sistema ni programa
de enseñanza de espeleobuceo, hoy no es así.
Afortunadamente disponemos de técnicas muy elaboradas
a partir de experiencias adquiridas en todo el mundo, por
lo que el riesgo está reducido a niveles muy aceptables,
siendo esta afirmación aplicable para las personas
que realizan un aprendizaje y entrenamiento escalonado y sistemático.
Consideramos imprescindible adquirir estos nuevos y apasionantes
conocimientos, a través de cursos debidamente dirigidos
y organizados, donde aprenderemos todas las técnicas
de progresión en cualquier tipo de sifón. Nos
hablarán de corrientes (de entrada y salida), de aguas
turbias, de orientación, de cómo solucionar
los fallos de equipo, tendido del cordel guía y su
etiquetado, de cómo evitar incidentes (enganchones,
fallo en la planificación, rotura del cordel...), equipos
de iluminación, compensadores de flotabilidad, trajes
secos, aleteos y su evolución, planificación
de las inmersiones, límite de aire, llegadas a burbujas,
etc.
Una vez adquiridos estos conocimientos, no solo podremos desarrollar
esta maravillosa y fascinante actividad con seguridad, para
disfrutar de las cuevas, sino que estas técnicas, también
las podremos utilizar en cualquier otra situación,
como puede ser, el buceo en fosas, grandes tuberías,
alcantarillados, garajes inundados, minas, pozos, buceo bajo
hielo, grandes barcos hundidos, centrales nucleares, etc.
|