TEXTO&FOTOS: M. Burgui & I. Olave

BUCEO TECNICO
Un pozo sin fondo
La exploración del Pozo Lamarca, sifón terminal de la Cueva del Agua, revela una nueva galería de difícil exploración por su nula visibilidad.
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Durante el 19, 20 y 21 de septiembre, se desarrolló una intensa actividad de espeleobuceo en el Pozo Lamarca, sifón terminal de la Cueva del Agua, situada en Quincoces de Yuso (Burgos). Las exploraciones en ésta cavidad se remontan al año 1955, a cargo del G.E. Edelweiss. En la década de los 60, tras el sucesivo agotamiento de los acuíferos que abastecían a esta población, Pedro Plana miembro del G.E. Edelweiss y pionero en España en la práctica del espeleobuceo, junto con su hermano Joaquín, realiza un levantamiento topográfico extraordinariamente preciso de esta cavidad, que ha permitido tras unas comprobaciones de última hora efectuar recientemente una perforación sobre el Pozo Lamarca, para así bombear el agua que alberga.
Las primeras inmersiones en este sifón terminal se remontan al año 1995. Fidel Molinero, apoyado por miembros del grupo Edelweiss, realizó una incursión alcanzando la profundidad de -33 metros y constatando que el pozo seguía descendiendo.
Hoy en día la tecnología en material de espeleobuceo ha progresado y esto nos ha permitido replantearnos la exploración del Pozo Lamarca.
Con este fin el G.E. Edelweiss, comienza a organizar una serie de inmersiones.

Nueva galería
El día 10 de agosto, se organiza una nueva inmersión. En esta inmersión sólo queremos ver las características de la cueva más allá de los -33 m y así hacer un replanteamiento de cómo llevar a cabo la serie de inmersiones que serán necesarias para explorar los conductos sumergidos de esta cavidad. Josi Olave, del Grupo de Espeleobuceo Tritón será el buceador que realice esta inmersión apoyado por 7 miembros del G.E. Edelweiss. En su inmersión Josi desciende hasta una profundidad de -50 metros. Durante el ascenso, en la cota de -42 m, descubre una sombra en la pared, que resulta ser el inicio de la galería principal. La visibilidad es bastante mala, no sobrepasando los dos metros, pero avanza unos 20 m por una galería de amplias dimensiones que continua.
Animados por este descubrimiento y por el hecho de tratarse de la posible vía de penetración en un acuífero de extraordinaria importancia y extensión, que se extiende desde Sierra Salvada (Burgos-Alava), El G.E. Edelweiss organiza una nueva expedición que permita realizar varias inmersiones en este sifón terminal, coordinando a diversos grupos espeleológicos para llevar a cavo la ardua labor de portear el material y apoyar a los buceadores.
En el proyecto también participa el Grupo Espeleológico Alavés, por la relación con los trabajos por ellos realizados en la parte alavesa de la Sierra Salvada.
Tras realizar varias reuniones para coordinar todo el trabajo, preparar los cerca de 1000 kg de material necesario e instalar una pequeña plataforma metálica en la cabecera del pozo, se asignan los días 19, 20 y 21 de septiembre para esta nueva exploración

Diario de exploración
Viernes 19: Montamos el campamento en un solar cedido para este fin, al pie de la cavidad por el Ayuntamiento de Quincoces de Yuso, donde disponíamos de luz y agua, y empezamos los trabajos.
Sábado 20: Tras una rápida incursión por parte de varios miembros del equipo de superficie con el objeto de instalar un pasamanos y el bote neumático en el Lago de Los Peces, ubicado cerca de la entrada, y equipar la vertical del pozo, se procedió a portear el material necesario para realizar las inmersiones. La plataforma metálica aunque no nos sirve para su función principal nos viene de maravilla para montar los equipos con buena estabilidad.
La tensión se respira; nos aguarda un descenso de 16 metros por la vertical del pozo en su parte aérea, completamente equipados, antes de alcanzar el agua. Abajo nos esperan dos espeleólogos, uno sobre un bote neumático y el otro suspendido de una cuerda, para ayudarnos en los preparativos finales antes de iniciar nuestro viaje hacia lo desconocido. En primer lugar bajaran Daniel Santamaria y Miguel Castro con la misión de asegurar el descenso hasta - 40 m con un cabo de 9mm.
Este cabo nos permitirá afianzar nuestras botellas de Nitrox y oxígeno para la descompresión, deslizándolas sobre el mismo con la ayuda de autobloqueadores.
Una vez comenzada la inmersión vemos que la visibilidad es muy reducida, menos de 2 m, y la maroma de cuerda se engancha una y mil veces antes de poder desplegarla en toda su longitud. Llegados a -45 m fraccionamos sobre el hilo que se dirige hasta el fondo del pozo y nos introducimos en la galería. La limitada visibilidad nos permite intuir un conducto descendente de amplia sección, con grandes bloques y lajas que enlosan el suelo. Se intuye el riesgo de atrapamiento entre ellos, y avanzamos casi a tientas. Finalmente, alcanzamos la profundidad de -54 m, con un tiempo de fondo de 19 minutos, e iniciamos el largo ascenso con la primera parada a -30 m. Mientras esperamos a -6 m respirando O2, pasa a nuestro lado Josi Olave, que siguiendo el hilo tendido por nosotros avanza rápidamente hasta la profundidad de -55 m. Una vez allí constata, que a partir de ese punto la galería asciende paulatinamente. Utiliza un torpedo para avanzar más rápido, pero dada la escasa visibilidad, impacta dos veces con el casco en el techo. Esto le hace desistir, y prosigue la exploración impulsándose sólo con sus aletas. Josi consigue adentrarse doscientos metros. Una vez que está en la parada de seis metros, empieza su inmersión Martín Burgui que consigue llegar a una cota de penetración de 270 y -40 m.

Los espeleólogos situados en la cabecera del pozo, tiran de la cuerda como forzados, subiéndonos a los buzos cómodamente. Hemos evitado ascender por nosotros mismos con el objeto de reducir riesgos de accidente descompresivo.
Domingo 21: El domingo se toca diana temprano, contamos para bucear con Josi Olave y Martín Burgui. Creemos que se puede avanzar 400 m de penetración total en esta jornada, y preparamos el material suficiente para poder llegar a éste fin.
Josi es el primero en bucear, y decide ir equipado con dos botellas de 18 l, y otra botella de 6 l. Martín buceará después, provisto de dos botellas de 15 l y una botella de 10 l.
La inmersión de Josi va transcurriendo con toda normalidad. Llega al final del hilo guía sin mayores complicaciones y sigue explorando. Avanza deprisa aunque la visibilidad es realmente mala. La galería tiene unas dimensiones espectaculares sobrepasando a veces los diez metros de ancho. Josi no tiene muy claro la dirección a seguir, pues muchas veces pierde de vista las paredes y va un poco a tientas. Aquí es donde llega el incidente realmente serio. Josi está buceando sin problemas cuando percibe que el agua se está enturbiando cada vez más, ve que el suelo tiene un limo muy fino y decide no separarse de la pared derecha, esta también desprende mucho limo y la visibilidad se está volviendo nula. De repente, y sin comprender nada, se encuentra que también está tocando la pared de la izquierda, y queda encajonado en un embudo. No se puede girar sobre si mismo para poder dar la vuelta, y decide retroceder marcha atrás. La visibilidad es totalmente nula y no consigue ver ni el hilo guía cogido en su mano. Algo le está impidiendo retroceder y se da cuenta de que se ha enganchado con el hilo, pero a pesar de intentar una y otra vez desengancharse y con una visibilidad prácticamente nula y sin espacio, decide cortar el hilo. Corta el hilo y lo vuelve a atar en un saliente que encuentra al tacto. Consigue llegar marcha atrás hasta un punto en que la galería se ensancha lo suficiente para que se pueda girar sobre si, y en ese momento se le escapa el hilo de la mano y lo pierde. La visibilidad es tan mala que no lo consigue ver. Tiene muy claro que el hilo está muy cerca de él con lo que intenta localizarlo sin moverse demasiado, pasan un par de minutos y sigue sin localizar el hilo y toma la decisión de atar su carrete de emergencia y volver dentro del embudo, y así poder encontrar el inicio del hilo. Esta vez la jugada ha salido perfecta consiguiendo hacerse con el hilo, y con muchísimo cuidado sale de esa trampa. El sifón se ha vuelto impracticable y el susto ha sido de los buenos, con lo que decide abortar la inmersión.
Cuando está en su parada a 6 m se encuentra con Martín que empieza el relevo. Le hace una seña para que aborte y Martín sale sin saber que es lo que realmente pasa. Los espeleólogos lo suben arriba del pozo y se especula con los posibles acontecimientos ocurridos a Josi. La mayoría opina que seguro que ha llegado a cavidad aérea, hecho más que probable según los estudios cartográficos.
El peso del material necesario para realizar estas inmersiones se acerca a la tonelada, y su porteo a través de casi un kilómetro de galerías bajo tierra, más el descenso y ascenso por una sima junto con los buceadores, se convierte en un problema logístico de primer orden. Finalmente, el trabajo de treinta y cinco personas efectuando porteos, realizando complicadas maniobras de cuerda y utilizando botes neumáticos durante el fin de semana, permite que todo esté siempre a punto.
Después de levantar el campamento y ante una buena comida, sacamos conclusiones a todo el fin de semana. Estamos seguros que el incidente de Josi no se debe a que la galería se cerrase, si no al haber muy mala visibilidad, él mismo se adentró entre dos grandes bloques de los que había en el suelo. Estos bloques son de unas dimensiones megalíticas y es la primera vez que los vemos en una cueva inundada.
A pesar de no haber conseguido los cuatrocientos metros de penetración que nos pusimos como meta, el fin de semana resultó ser un éxito. Exploramos 375 metros de una nueva galería con perfil ascendente, con una dirección WNW-ESE, que se dirige al Sistema del Hayal de Ponata.

 

Material empleado:

La totalidad de las inmersiones se han realizado con Trimix en configuraciones de 2x15 y 2x18. Si bien la profundidad no era extrema, el desconocimiento de qué perfil de inmersión podíamos encontrar y las dificultades derivadas de la reducida visibilidad, lo hizo aconsejable. Para las descompresiones se ha empleado, Nitrox 32, Nitrox 50 y oxígeno.
Todos los buzos contaban con traje seco, imprescindible a la vista de la baja temperatura del agua y la duración de las inmersiones. Se ha utilizado argón como gas aislante.
La frialdad y material en suspensión en el agua nos hizo decantarnos por reguladores de membrana. Se ha utilizado principalmente el Cressi Sub Airtech con cámara sellada.
La utilización de torpedos se demostró inútil y peligrosa debido a las pésimas condiciones de visibilidad.
Patrocinaron la exploración, Cressi Sub, Carburos Metálicos, Dragon sub, y el centro de buceo Akua de Pamplona. El Ayuntamiento de Quincoces de Yuso y las bodegas de Aranda de Duero Martín Berdugo apoyaron el acontecimiento en todo momento.

Participantes:

Daniel Santamaría

G. E. Edelweiss: Miguel, Charli, Roberto, Toño, Juanse, Luci, Rupo, Fortu, Fernando, Paul, Legia, Antonio, Valentín, Carlos, Emiliano, Claudia, Antonio Diez,

G.E.Tritón: Miguel, Josi, Jose

G.E.Alavés: Carlos. Chema, Javi, Javi C, Maika, Marimar, Lupe

Club Izurde: Martín

Comisión de Buceo de la Federación Madrileña de Espeleología: Juanma, Jorge, Ana, Rambo

Grupo Rescate Montaña DYA Navarra: Ramón Bermejo

Aviso importante:
Por las especiales características del tramo aéreo de esta cavidad, existe un riesgo cierto de sifonamiénto del mismo en poco tiempo, que implicaría quedar atrapado en ella. NO debe acometerse exploración alguna sin estar muy seguros de las previsiones metereológicas y sin contar con un equipo de apoyo apropiado.


 

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