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La Mora, el segundo sifón más profundo
El tandem Josi Olave y Martín Burgui junto con sus colaboradores de Burnia, Izurdi y Tritón, vuelven a ser noticia por adentrarse en las profundas entrañas de la tierra. Poco más de dos horas de inmersión fueron necesarias, el pasado 30 de marzo, para alcanzar la cota de -104 metros del que es ya el segundo sifón más profundo después de Fuente Azul: la Cueva de la Mora, en el vizcaíno municipio de Trucios.
Pedro Jiménez y Javi Moreno, del Grupo Espeleológico Burnia de Galdanes, conocían el trabajo de Josi Olave y Martín Burgui en fuente Azul, que en noviembre del año pasado bajaron a -120 en Fuente Azul, por eso se pusieron en contacto con ellos para proponerles la exploración de la Cueva de la Mora, localizada en el macizo de Alen, junto al municipio vizcaíno de Trucios. En 1981, el Grupo Espeleológico Vizcaíno había descendido 22 metros, los suficientes para hacer un pequeño croquis. Se trata de un sifón de doble entrada: al este, como un embudo que da al pozo central; al oeste, la Cueva de la Mora que inicia una rampa inundada la cual, a los 23 metros de profundidad, desemboca en un pozo vertical tras cuarenta metros de recorrido. En junio de 2000, el espeleobuceador Alfonso Antxía reequipó el sifón, colocando un nuevo hilo guía, y exploró 100 metros de recorrido, consiguiendo una cota de -70 metros. Dejó escritas sus impresiones: “Acceso cómodo que se estrecha a los tres metros; cantos rodados hasta los trece; en los veintitrés, una rampa de lodo pero escalonada. Y Ahí, en -23, el pozo”. El bajó hasta los -70 m, dos meses antes de morir en Fuente Azul.
Un equipo experimentado

El grupo que se decidió a explorar la cueva fue más reducido que el que realizó la inmersión de Fuente Azul. Pedro Jiménez y Javi Moreno, promotores de la exploración, junto a Iñaki Beguiristain y Carlos Castro, del Grupo de Espeleobuceo Tritón de Pamplona, proporcionarían el apoyo de superficie. Miguel Castro, de Tritón, sería el primer buzo de seguridad a -23 m y se llevaría su cámara subacuática para hacer unas cuantas fotos de la inmersión. Martín Burgui, del grupo Izurde de Hondarribia, que en Fuente Azul fue punta, esta vez haría de buzo de seguridad a -40 m., mientras que Josi Olave, que había hecho de buzo de seguridad, tendría que descender solo hasta que se acabara el carrete o se agotara el tiempo máximo impuesto por los cálculos previos.
Hicieron una excursión preparatoria para hacerse una idea de cómo era la cueva y descendieron a -40 m. Trabajaron a tope durante quince días, calculando y planificando cada minuto, hasta que el 30 de marzo, a las 11:30 h. comenzaron a transportar el material a la boca del sifón, colocando una tirolina para bajar lo más pesado.

DATOS

* Localización:
Cueva de la Mora
Zona minera de Vizcaya
Macizo de Alen
Municipio de Trucios

* Datos técnicos:
-Prof. máxima alcanzada:
-104 m
-Galería explorada: 140 m
-Amplitud: 3x4 m
-Visibilidad: 4/5 m
-Temperatura agua: 12º C
-Tiempo empleado: 2h. 11mint. (20 mint. bajada/ 111 mint. subida)

*Participantes y entidades colaboradoras:
-Sociedad Espeleológica Burnia de Galdanes
Pedro Jiménez (Apoyo en superficie)
Javi Moreno (Apoyo en superficie)

-Club Izurde de Hondarribia
Martín Burgui (Buzo de seguridad: -40 m.)

-Grupo de Espeleobuceo Tritón de Pamplona
Iñaki Beguiristáin (Superficie y fotos)
Carlos Castro (Apoyo en superficie)
Miguel Castro (Buzo: -23 m. y fotosub)
Josi Olave (Buzo de punta)

-Akua-Pamplona

-Cressi-sub
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Enfundados en sus trajes secos comenzaron el descenso a las 14:12 h. La entrada era tal y como la había descrito Alfonso Antxía. Cruzaron un pasadizo y atravesaron una galería de 3x4 metros. El agua estaba a 12 grados y turbia, con una visibilidad máxima de 5 metros. Extendieron el hilo guía hasta los -23 m. Allí Miguel Castro se quedó con su cámara. Josi y Martín siguieron bajando por ese agujero prácticamente vertical, que sale a burbuja, con repisas cubiertas de lodo. Alcanzaron los -40 m y Martín Burgui se quedó con la botella de aire enriquecido con oxígeno de Josi Olave, inservible a más profundidad, y se despidió de su compañero que bajó con dos botellas y dos focos, cuidando de extender el hilo guía. El lodo inundaba las repisas hasta los 95 metros. Allí acababa el pozo vertical. A la derecha se abría una rampa de arena y gravilla, muy inclinada, que llegaba hasta los -104 metros. Allí Josi Olave paró. Llevaba notando, durante un rato, que el carrete llegaba a su fin. Más allá, la rampa daba paso otra vez al pozo vertical. Eran las 14:32, habían pasado veinte minutos desde la salida y se habían recorrido 140 metros. Había que volver y serían 111 largos minutos con sus correspondientes paradas de descompresión en los que habría tiempo para asimilar lo sucedido y contener la alegría de una inmersión sin incidentes.
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