Tras
casi 6 meses de preparativos, el Grupo de Espeleobuceo Tritón
retomó la exploración de este abismo. Lo primero
fue resolver los problemas técnicos y económicos
que una aventura de estas características conlleva. Tras
una serie de inmersiones preparatorias y los trabajos necesarios
de limpieza y adaptación para poder acceder a la cavidad
cómodamente, el Grupo de Espeleobuceo Tritón ayudado
por la Sociedad Espeleológica Burnia fijaron la fecha
del 19 y 20 de marzo de 2005 para realizar una nueva incursión
con el fin de explorar la Cueva de La Mora. Esta cavidad sumergida,
muy próxima a la carretera, encierra en si misma multitud
de historias populares en la comarca de la Encartaciones, que
hacen aun más atractiva su exploración.
Un
tritón en la cueva
El sábado 19 de marzo y a pie de cueva, se distribuyeron
las funciones y cada miembro del equipo tuvo muy claro su
papel. La Sociedad Espeleológica Burnia se encargó
de instalar una tirolina de 40 m con el fin de deslizar las
pesadas botellas desde la carretera hasta una plataforma a
escasos metros del agua. El grupo de Rescate en montaña
DYA Navarra, fue el responsable de velar en todo momento por
los participantes, desplegando toda su infraestructura: ambulancia,
camillas, botiquines y medios humanos. Todo estaba preparado.
Los buzos Javi Castro y Fernando Moreno fueron los primeros
en sumergirse con el fin de colocar las botellas de deco (
Tx 32/25 ) a - 40 m. Más tarde, Carmelo Ojuel y Josi
Olave, depositaron a - 6 m Ean 32, 50 y O2. El Ean 50 se dejó
a la profundidad de 22 m, que sería utilizado por el
buzo de punta. También se revisó la cuerda guía
hasta los - 42 m.
Para finalizar esta jornada del sábado Carlos Castro
e Iñaki Beguiristain realizaron las tomas de vídeo
y algunas instantáneas bajo el agua.
El domingo 20, fue el gran día: todo estaba preparado,
y tras el ritual de equiparse, un total de 8 buzos se sumergieron
por etapas en las frías y turbias aguas de este manadero,
que no superaban los 11º de temperatura y los 2 metros
de visibilidad.
Luis Moreno y Miguel Castro fueron los buceadores de profundidad,
encargados de velar por la seguridad del buceador de punta
y equipados respectivamente con las siguientes mezclas: Tx
13/55, Tx 14/33, Ean 32, Ean 50 y O2 para Luis; Tx 15/55 Ean
32 y O2 para Miguel.
Josi Olave, buzo punta que alcanzó los -104 m en su
última inmersión en La Mora, estaba equipado
con Tx 10/69, Tx 13/55 , Tx 32/25 , Ean 50 y O2.
A las trece horas del día 20 de marzo, José
Ignacio Olave fue el primero en sumergirse. El silencio tomó
el protagonismo y sus luces desaparecieron bajo el agua. La
aventura había comenzado.
La leyenda pinchó a
-111
El buceador estaba preparado para descender, salvo imprevistos,
hasta una profundidad de 130 metros, con lo que se batiría
el record conseguido en Fuente Azul. En su exploración
debía avanzar 45 m por una galería a través
de una falla E-O, con una sección irregular de 4 x
5 metros hasta alcanzar los -23 m. Allí le aguarda
el Balcón del Tritón. Desde esta
balaustrada, se precipitará al Pozo Aitzarreta
con una verticalidad de 81 m.
Como si de un salto al vacío se tratase, Josi descendió
por un conducto de 8 m de sección, con las paredes
marcadas por aristas y tintadas de color negro del manganeso
Inmersión en
Cueva La Mora
* Grupos Participantes
Grupo de Espeleobuceo Triton
Sociedad espeleológica Burnia ( Apoyo en superficie)
* Patrocinadores
Iraundi S.L.
Alura S.A.
Barbolight S.L.
* Colaborador
Dya Navarra
* Datos de la inmersión
Tiempo total del Buzo de Punta: 168´
Tiempo de fondo: 25´
Profundidad máx. del sifón: 111
metros
Recorrido del sifón: 145 metros
Temperatura del agua: 11º
Visibilidad:
Hasta -100 +- 0,5 metros
Hasta -111 +- 2 metros
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La visibilidad era pésima: medio metro hasta los
-100 m y menos de 2 m en adelante. El limo en suspensión,
removido por el paso del buceador, impedía vislumbrar
las paredes del pozo. El buceador estaba en una pesadilla
guiado sólo por sus aparatos de medición y el
temple que da la experiencia en inmersiones de este tipo.
Doce minutos más tarde, Luis Moreno, equipado para
llegar hasta los -100 m y dotado de un nuevo emisor de luz
que penetra con mayor eficacia las turbias aguas, facilitado
por BARBOLIGHT S.L., desapareció entre destellos verdes.
Detrás y siguiendo los tiempos rigurosamente marcados
se sumergieron el resto de los buzos.
Pero antes del horario previsto, uno de los buceadores emergió
y comunicó que Josi sólo ha podido llegar hasta
-111 m y que todo va bien. Esta noticia tranquilizó
al equipo de superficie y desató las especulaciones.
Uno tras otro y tras cumplir los respectivos tiempos de descompresión,
los buzos volvieron a contemplar la luz del sol, y finalmente,
tras 168 minutos de inmersión, Josi Olave se dejó
ver. Había empleado 25 minutos en alcanzar los -111
m, y 143 minutos en salir a la superficie. Josi Olave llegó
a la rampa de arena ubicada a -104 m de profundidad, lugar
en el que detuvo su inmersión en Marzo del 2003, tras
alcanzar esta cota siguió descendiendo por medio de
una rampa de arena y grava que va ganando anchura a la vez
que el techo baja. La galería se resuelve finalmente
en un laminador de tan solo 50 centímetros de altura
y que termina colmatado por la grava dos metros más
adelante, sin posibilidad de ser franqueado, y menos aún
con el voluminoso equipo de buceo necesario para alcanzar
esta cota. La cavidad finaliza allí, y con ello se
da por terminada la exploración y resuelto el misterio
de la Cueva de La Mora.
Pero seguro que esta aventura pasará a ser parte de
las leyendas populares del futuro.
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