Los
espeleobuceadores Patricio Romero y Juanma Franco, el primero
bombero del Ayuntamiento de Huelva y el segundo del Consorcio
Contraincendios de la Diputación Provincial, localizaron
y topografiaron una cueva, cuya entrada es submarina, en los
acantilados portugueses de Sagres, en la zona del Algarve.
Desde 1998 habían recorrido la zona pero ha sido este
verano cuando se produjo el descubrimiento de una gruta sumergida
con formaciones y espeleotemas diferentes.
La cavidad tiene distintas salas. La primera tiene una amplitud
de unos 30 por 35 metros, formando una burbuja de aire con
una altura desde el nivel del agua de más 20 metros
y alcanzando una profundidad de -14 metros.
La
segunda, algo más pequeña que la anterior, tiene
una profundidad de -8 metros y una belleza singular dado que
en el techo cuenta con un gran número de espeleotemas.
La tercera, aún más pequeña, tiene una
profundidad de -5 metros y da paso a una galería que
ellos han denominado como una galería del Empujón,
no exenta de peligro. A esta última galería
se accede a través de un sifón por el cual se
percibe una corriente de aire. La galería del
Empujón tiene el peligro de que produce un efecto
de embudo por lo que puede succionar al buceador. Ésta
da paso a un lugar seco con tres gateras (galerías
que por su estrecha dimensión hay que ir a gatas),
de las cuales una de ellas no han podido establecerse donde
acaba dado que un montón de piedras impide el paso.
El
descubrimiento ha sido bautizado con el nombre de Nuestra
Señora de Sagres. Se especula la posibilidad
de encontrar restos que indiquen la presencia de primitivas
poblaciones de seres humanos que utilizaron la cueva como
refugio cuando ésta se encontraba aún sin inundar.
Esto es posible ya que la cueva se formó, debido a
la erosión del agua de la lluvia sobre la caliza, cuando
todavía el nivel del mar estaba muy por debajo del
nivel actual. Así lo indica la existencia de Gour,
a 12 metros de profundidad. Estas formaciones sólo
pueden darse en salas secas ubicadas en los bordes de pequeñas
lagos de agua dulce cargada de carbonato cálcico.
Una vez que se despeje la gatera central de la galería
del Empujón, podremos saber si la cueva acaba
en la superficie terrestre, ya que así parece indicarlo
el hecho de que exista una corriente de aire fresco.
No obstante la emoción del espeleobuceo se encuentra
en descubrir este y otros misterios que encierran lugares
por los que el ser humano no ha transcurrido, quizás
desde hace miles de años.
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