Las
primeras personas en llegar a la cima del Everest, y vivir
para contarlo, fueron Hillary y Tensing. Unos veinte años
antes, otra expedición con medios más primitivos
pudo haber alcanzado la cima, pero los dos escaladores que
lo intentaron no regresaron del intento final y hace poco
fueron localizados sus cadáveres momificados por el
frío del Himalaya. Es posible que Mallory e Irvine
lograran, mediante enormes esfuerzos, coronar el techo del
mundo. Su fracaso fue el quedarse allí: una vez conseguido
el objetivo, les faltarían las fuerzas
para sobreponerse a las dificilísimas condiciones de
la más alta montaña.
¿Qué tienen que ver Mallory e Irvine, o Hillary
y Tensing, con el buceo, y específicamente con el buceo
en entornos confinados? En el planteamiento que hemos de tener,
el objetivo de la inmersión puede parecer que es el
de explorar, conocer o curiosear, pero ese objetivo no será
completo si no se consigue volver de la inmersión.
Dicho de otra forma, emulemos a Hillary y Tensing más
que a Mallory e Irvine, aunque éstos sigan mereciendo
todo nuestro respeto por haberlo intentado.
No es posible bucear en solitario, ya que Murphy siempre te
acompaña. Siempre está al acecho esperando que
bajes la guardia y cometas un pequeño error para añadir
algo de su propia cosecha, y sabemos que cuando las cosas
empiezan a fallar, o se arreglan rápido o acaban mal.
Grandes
experiencias
El malogrado espeleobuceador estadounidense Sheck Exley, quien
fue la primera persona en efectuar 3.000 inmersiones en cuevas,
varias de ellas, en su día, récords de distancia
o de profundidad, tenía un sistema para mantener a
raya a Mur-phy. Exley lo denominaba Paranoia controlada.
Se trataba de un ejercicio mental en el que Exley se imaginaba
que la cueva iba a por él, y él intentaba discernir
todos los peligros potenciales de cada inmersión, y
buscar soluciones para superarlos. Además desarrollaba
procedimientos alternativos para ser empleados en caso de
que las soluciones principales no funcionasen. Se trataba
de llevar el principio de planifica tu inmersión
y busca tu plan hasta límites insospechados.
Lo que Exley intentaba era no dejar ningún cabo suelto,
ya que él sabía que, dada la naturaleza y la
cantidad de las inmersiones que realizaba, era la única
forma de conseguir sobrevivir. También habría
que señalar el enorme autocontrol y sangre fría
que él tenía, que le habían permitido
salir de más de un aprieto. Sin duda Exley fue un grande
entre los grandes, pero al final Murphy pudo con él.
¿Qué podemos hacer los comunes mortales? Tal
vez un buen inicio sería seguir los consejos de Exley,
fruto de sus estudios sobre accidentes de buceo en cueva,
que él llamaba análisis de accidentes:
1. Emplear siempre un
hilo guía continuo desde la entrada de la cueva, correctamente
instalado.
2. Emplear siempre la
regla de consumo de tercios u otra más segura.
3. Evitar inmersiones
demasiado profundas en cuevas.
A los consejos de Exley podríamos añadir.
4. Llevar siempre por
lo menos tres fuentes de luz
5. Obtener la formación
adecuada en buceo en entornos confinados.
Sobre todo, procuremos ser como Hillary y Tensing, pero aprendamos
preferentemente de la experiencia ajena: es más "barato.
|