REPORTAJE
 

 

El Gran Parche de Basura del Pacífico

 

 

Científicos marinos de California se dirigieron a primeros de agosto al centro del Pacífico Norte para estudiar la acumulación de deshechos plásticos a lo largo de centenares de kilómetros de mar abierto, en un lugar denominado el "Gran Parche de Basura del Pacífico". Un navío de investigación que transporta a un equipo de unas 30 personas, conformado por científicos, técnicos y tripulantes, se embarcó en una travesía de tres semanas desde el Instituto de Oceanografía Scripps, con sede en la Universidad de California, San Diego.

La expedición estudiará cuántos deshechos -constituidos principalmente por pequeños fragmentos de plástico- se están acumulando en una gran zona de mar abierto conocida como el remolino del Pacífico Norte, cómo es distribuido ese material y cómo afecta a la vida marina.
Debido a corrientes oceánicas circulares que giran en el sentido de las agujas del reloj, los deshechos terminan concentrados en una "zona de convergencia" de forma alargada de cientos de kilómetros de punta a punta, cerca de las islas de Hawái y a aproximadamente mitad de camino entre Japón y la costa oeste de Estados Unidos.
El estudio se concentrará en el plancton, otros microorganismos, peces pequeños y aves.
"La cuestión es qué clase de impacto están teniendo esos trozos de plástico en las pequeñas criaturas de los niveles inferiores de la cadena alimenticia oceánica", dijo el lunes Bob Knox, director interino de investigación en Scripps, después de que el barco pasara un día completo navegando.

Partículas suspendidas
El navío de 52 metros Nuevo Horizonte está equipado con un laboratorio para la investigación a bordo, pero los científicos también tomarán muestras para estudiarlas en tierra firme con más detalle. Poco se sabe sobre el tamaño exacto y el alcance de la gran zona de deshechos descubierta hace algunos años por pescadores en el Pacífico Norte. Los deshechos grandes, que se ven desde la cubierta de un barco, son pocos y están alejados entre ellos. La mayoría de ellos son pequeñas partículas de plástico suspendidas en la superficie marina o justo debajo de ella, lo que hace imposible detectarlas desde el aire o por medio de imágenes satelitales.
La zona de residuos se desplaza hasta 1.600 kilómetros de norte a sur dependiendo de las estaciones, e incluso llega más al sur durante los períodos en los que la temperatura del océano es más cálida de lo normal, según información de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés).
Además de los posibles daños a la vida marina por la ingestión de trozos de plástico, la expedición del equipo analizará si estos desechos pueden transportar otras partículas contaminantes, como pesticidas. Otro punto a analizar será si organismos diminutos que acompañan a los deshechos podrían ser transportados a regiones distantes y convertirse en especies invasoras.

Víctimas
El giro subtropical del Pacífico Norte cubre una extensa zona del Pacífico donde el agua circula en el sentido de las agujas del reloj (es decir, en sentido anticiclónico) describiendo una espiral lenta. Los vientos son flojos. Las corrientes tienen a forzar la materia que flota en el agua hacia la zona central de baja energía del remolino. Existen pocas islas donde pueda recogerse el material flotante, permaneciendo en el remolino, en unas asombrosas cantidades estimadas en seis kilos de plásticos por cada kilo de plancton natural. El equivalente a un área del tamaño de Texas girando lentamente como un reloj. Este hecho no sería un gran problema si el plástico no tuviera efectos tan nocivos. Los trozos más grandes son tragados por las aves marinas y otros animales al confundirlos con presas. Se han encontrado muchas aves marinas y sus polluelos muertos con el estómago lleno de artículos de plástico de tamaño mediano como tapones de botellas, mecheros y globos. Una tortuga encontrada muerta en Hawai tenía unos mil trozos de plástico en el estómago e intestinos. Se estima que más de un millón de aves marinas y unos cien mil mamíferos marinos y tortugas mueren cada año por ingestión de plásticos o estrangulamiento. Los animales pueden quedar atrapados en restos de redes, incluso pequeñas criaturas tipo medusas quedan enredadas en filamentos de plástico, o mueren al tragar pequeñas partículas de plástico que aparecen flotando en las aguas.

Esponja química
Existe un problema añadido. Los plásticos pueden actuar como una especie de “esponja química” al concentrar muchos de los contaminantes más peligrosos encontrados en los océanos: los contaminantes orgánicos persistentes (COPs). Así, cualquier animal que ingiera estos trozos de basura plástica está también ingiriendo con ellos contaminantes altamente tóxicos. El remolino del Pacífico Norte es uno de los cinco remolinos oceánicos más grandes por lo que es posible que este problema esté presente también en otros océanos. El mar de los Sargazos es un área del Atlántico de circulación lenta bien conocida, y allí también se han descubierto altas concentraciones de partículas de plástico presentes en el agua.

Los autoestopistas del océano
Los plásticos flotantes pueden también afectar de forma sorprendente a los ecosistemas marinos al crear una superficie idónea donde pueden vivir los organismos. Estas plantas y animales pueden ser transportados en los plásticos hasta zonas alejadas de sus hábitats naturales. Estos “autoestopistas del océano” pueden así invadir nuevos hábitats y convertirse en especies invasoras. Claro que no todos los plásticos flotan. De hecho alrededor del 70% de los plásticos desechados se hunden en el mar. En el Mar del Norte, científicos holandeses han detectado alrededor de 110 piezas de basura por cada kilómetro cuadrado de fondo marino, una increíble cantidad de 600.000 toneladas sólo en esta zona. Estos plásticos pueden cubrir el fondo marino y matar animales y plantas que se encuentran allí. El problema de la basura plástica debe ser atajado urgentemente. A nivel personal podemos contribuir a su solución evitando la compra de productos con plásticos y preocupándonos de que nuestra basura sea gestionada de forma responsable. Habrá que conseguir a su vez que armadores y operadores, plataformas de altamar y barcos de pesca sean conscientes de las consecuencias de un desecho irresponsable de artículos de plástico en el mar.

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