ENTREVISTA
 
Andre Ghilain/Veterano del mar
“Un marinero necesita como mínimo una
formación elemental en buceo”

 

Andre Ghilain es un buceador que comienza su inmersión en el mundo del buceo a los 70 años y a los 75 obtiene la titulación de Instructor CMAS y de IDC Staff Instructor PADI. Sin duda un “joven promesa” que es el más veterano de esa organización. Ha sido abogado y periodista. Preside el centro para la Defensa de la Calidad de Vida, una asociación internacional con sede en Bélgica. Habla cinco idiomas (francés, holandés, alemán, inglés y español) y pronuncia conferencias sobre ecología y medio ambiente en todos los rincones del mundo. Su nombre aparece en los libros “Quién es quién en Europa” e “International Directory: 5000 Personalities of the World”. Ya desde los 16 años fue marinero de barcos mercantes suecos y noruegos, instructor y director de la escuela de vela “Les Ondins” y comandante del barco escuela “Sham Lou”. Ha atravesado el Atlántico completamente solo y a “vela pura”, sin motor, sin equipos electrónicos y sin radio. También ha llevado a cabo expediciones de supervivencia en el Mar del Norte y en las Bahamas. Nació en Bélgica, aunque actualmente reside en Menorca, donde bucea y navega.



¿Cómo es que a su edad ha pasado de la navegación al buceo?
He navegado durante toda mi vida, al mismo tiempo que me he dedicado la mitad del año a dar conferencias y conceder entrevistas. Cada vez que surgía algún problema en la navegación (anclas enganchadas, encepadas…) me daba cuenta que lo mejor para poder resolverlo era obtener un nivel básico en buceo.
Desde el momento que empecé a bucear no he parado de aprender cosas acerca de este magnífico deporte.
Pero para alguien de su edad ¿No resulta difícil un deporte tan exigente?
Fue bastante duro. Por ejemplo, he dedicado mucho tiempo a cosas que otros conocían antes de empezar: utilizar las aletas Al principio me daban bastante miedo las pruebas de apnea y de natación. La prueba de los 400 metros era insuperable.

Pero un marinero debe saber nadar…
Todo lo contrario. De hecho, es tradición en la marina no aprender a nadar.

¿Por qué?
Hay que tener en cuenta que si un marinero cae al agua desde su barco tiene pocas posibilidades de ser encontrado. Ninguna si es de noche. Y no digamos ya si éste está sólo e inevitablemente ve cómo su barco vacío se aleja. Más vale que la cosa termine pronto…

Pero habiendo navegado en condiciones tan complejas ha demostrado mucha fuerza, así que el buceo le habrá resultado más sencillo…
La verdad es que no. La fuerza es selectiva y la eficacia es una cuestión mental y de experiencia. Cuando estoy en el barco se inmediatamente cómo debo afrontar una maniobra complicada y cómo lograrlo. Pero no estaba tan acostumbrado al material de inmersión, especialmente el equipo pesado fuera del agua, con doble plomada en “seco” cuando me sumergía en aguas frías.

¿Por qué se instaló en Menorca?
Me acostumbré a preparar mis rutas en la Bahía de Fornells de Menorca, que representa para un marinero a “vela pura” la ventaja de estar casi encerrada y permite un acceso directo al mar sin esclusas ni puertas.

Dicen que es el “nuevo Cousteau” ya que ha dado más de 7.000 conferencias como defensor del medio ambiente…
Pienso que el ser humano ha perdido su rumbo. Nos hemos alejado de la vida natural y ahora es necesario volver a ella. Este es el mensaje que trato de difundir. Desde hace algunos años me he dedicado a dar conferencias-espectáculo por el Norte de Europa para concienciar a la población de 4 a 80 años sobre el deterioro que sufren los océanos. En ellas, apoyado por un montaje audiovisual y musical, mi equipo escenifica los peligros que amenazan tanto al entorno marítimo como terrestre.
Además, organiza cruceros educativos...
Sí, para niños y jóvenes con dificultades como drogodependencia, desempleo o problemas de agresividad. También organizo la operación “Bateau Lettres”: una red internacional de amistad postal entre jóvenes de Bélgica, Francia y Luxemburgo, cuyas cartas son transportadas por el Odin II al otro lado del Atlántico.

¿Es más difícil maniobrar sin ayuda de un motor?
Sí. Navegar a “pura vela”, como solían hacer los antiguos navegantes, es difícil. Esta técnica, perdida en muchos países, la he enseñado en nuestra escuela “Les Ondins” en Bélgica. Pero no significa que no se puedan llevar instrumentos. Yo llevo tres instrumentos antiguos. El primero sirve para conocer el fondo. Saber la profundidad del agua es lo más importante para un navegante. Ahora existen sondas electrónicas. Yo utilizo un plomo untado en sebo.
También es muy importante conocer la velocidad para averiguar la distancia recorrida…
Ahora existe el GPS, pero yo puedo saber la velocidad a través de una bobina que despliega un hilo lleno de nudos.

Entre sus inventos destaca un sistema de pilotaje “automático” que funciona con el viento…
Dormir es el gran problema de un navegante solitario. Si te duermes no hay nadie que gobierne la nave. Aquí es donde entra en escena el tercero de mis instrumentos. Es un timón automático, pero eso no significa que sea electrónico. Es una plancha que se ata con cuerdas al timón. Yo sólo duermo media hora varias veces al día con algunos ejercicios de yoga, una peculiar manera de dormir que ha sido estudiada por un equipo de investigadores médicos.

¿Cómo solucionaba heridas y enfermedades en solitario?
Con un botiquín a bordo y mis conocimientos de socorrismo, como en las escuelas de buceo.

Cuidó mucho su alimentación...
Sí, llevaba productos cultivados por mi en la granja de Lathuy, en la región belga de Brabant Wallon: huevos, zumos de fruta, licores, panes y platos preparados y esterilizados. El agua también es un problema en una gran travesía, así que, además de un recuperador de lluvia, bebía agua de mar combinándola con agua dulce. Sí, el cuerpo humano puede soportar una cierta cantidad de ella: 1/4 parte por 3/4 de agua dulce.

¿Qué le resultó más duro en sus travesías en solitario? ¿Y lo más placentero?
Lo más duro: navegar cerca de la costa para acercarme a un fondeo o a un puerto; hay que vigilar durante horas sin dormir, y si no hay viento, con un barco a “vela pura”...
Lo más agradable: El sol naciente, porque con cada amanecer todo parece posible. Y el sol poniente; hablaba con el mar y pensaba en la gente que iba a conocer cuando llegara a puerto. Para mi no hay tristeza ni soledad en la mar.

¿Recuerda algún momento en el que sintió peligrar su vida? ¿Cómo salió de aquella situación?
En una travesía, de Francia a Inglaterra, navegaba de noche con el Odin II, mi anterior velero, de sólo 8 metros, y la niebla no me dejaba ver más allá de la proa. En el Canal de la Mancha el tráfico es máximo. El mar me empujaba a las rocas y estaba convencido de que me estrellaría. Eché el ancla y continué navegando durante muchas horas cuando, de pronto, me pareció escuchar un tren. Pensé que deliraba pero, con el paso de las horas, me di cuenta de que había arribado a una cala entre dos acantilados. ¡Estaba en Inglaterra!

¿Cuándo se decide a luchar por el medio ambiente marino?
Quería navegar con la naturaleza: viento, silencio, lejos de la técnica, la motorización; con esfuerzo y no con el confort moderno. He visto que navegaba de manera diferente a los demás y lo he utilizado para entablar contactos con los medios de comunicación, para concienciar a la gente defendiendo el medio ambiente. Esto era un desafío ya que cuando comencé era muy difícil convencer a la gente. Jacques Cousteau y sus seguidores, como yo, eramos ridiculizados y despreciados. Ahora es diferente. La opinión pública está cambiando poco a poco gracias a la proximidad de grandes peligros tangibles.

Con su experiencia como marino y buceador ¿Qué consejo daría a otros?
Considerando que un marinero necesita como mínimo una formación elemental en buceo, para poder afrontar cualquier situación complicada ¿Por qué las escuelas de buceo no intentan reclutar a clientes en este sector?
Por otra parte, los que nos llevan en barco hacia las zonas de inmersión deberían poder manejar éstos no como juguetes, sino con precaución. Esto evitaría accidentes graves, de los que hemos tenido noticia estos últimos años.

 

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