ENTREVISTA
 
Francisco Pizarro Asenjo/Director del Ciclo Internacional de Cine Submarino de San Sebastián

“Empezamos pidiendo películas a las embajadas”

 

Don Francisco Pizarro Asenjo nació en San Sebastián hace 71 años. Pasó sus primeros años en las desaparecidas casas que había frente a la playa de Ondarreta, donde dio sus primeros chapuzones y donde descubrió por vez primera cómo eran los fondos del mar. Fue cofundador de la Sección de Actividades Subacuáticas de la Real Sociedad de Fútbol y fundador y primer presidente de la Federación Guipuzcoana de Actividades Subacuáticas así como cofundador de la FEDAS. También formó parte durante tres años de la Comisión Audiovisual de la CEMAS -siendo su secretario-. Pero sin duda alguna, por lo que ha sido conocido en todo el mundo del buceo nacional e internacional ha sido por ser el fundador y director del Ciclo Internacional de Cine Submarino de San Sebastián, un certamen pionero en esta actividad que ya en el año 1974 comenzaba su andadura con un presupuesto cercano a las 30.000 pesetas, y que no ha dejado de celebrarse desde entonces con la salvedad de dos años que no encontró financiación. Don Francisco es un personaje popular y querido por los donostiarras y los aficionados al buceo, y a lo largo de su larga trayectoria ha tenido la ocasión de conocer a todas las figuras relevantes de la historia del buceo. Ha sido premiado con la Medalla al Mérito Ciudadano del Ayuntamiento de San Sebastián; se le concedieron tres medallas al mérito deportivo de FEDAS; es cofrade de la Cofradía del Salmón y, todavía, de vez en cuando, se atreve a hacer alguna apnea para desenredar la hélice de su barco o rescatar algo del fondo del mar para alguna de sus cuatro nietas.


¿Cómo surge su afición por el buceo?
En mi infancia no había tantas facilidades de diversión como ahora. Pero tenía al mar en frente de casa y disfrutaba descubriendo la vida marina entre las rocas de Ondarreta, donde estaba la cárcel que ahora no existe. No había gafas ni tubos ni aletas ni nada. Pero un día, cuando yo tenía 7 u 8 años, apareció un señor embotado en un traje de goma blanco, con aletas, gafas, tubo, y alquiló un velomar. A mi me pareció un marciano. Se echó al agua y comenzó sacar peces y peces. Yo le esperaba en la playa a que él llegara y el tercer día me habló un poquito en francés y como yo aprendí francés en el colegio me entendí con él y me invitó a acompañarle. Me dejó sus gafas y pude gozar del fondo marino por vez primera. Era un militar ruso zarista que se llamaba Dimitri Remikov que se había ido a vivir a la Costa Azul y escribió un libro titulado “la aviación submarina”.

Sus inicios en el buceo fueron duros...
No había material, todo se improvisaba. Había que ir a Francia a comprarlo todo. Nemrod era una de las primeras marcas que utilizábamos. Pero lo peor era que nadie te creía cuando le hablabas de lo que habías visto allí abajo y ese fue el principal motivo por el que decidimos montar el Ciclo Internacional de cine Submarino, para mostrar a los vecinos, amigos y parientes lo que veíamos allí abajo y que explicaba esa pasión que teníamos por el buceo.
¿Cómo arrancó el Ciclo de Cine Submarino?
Éramos de un club, la sección de Subacuáticas de la Real Sociedad, recién creado. Y empezamos pidiendo películas a las embajadas (Francia, Alemania, Canadá, Italia...) ya que estas disponían de buenas filmotecas de películas en 35mm. y 16mm. sobre sus países, que dejaban gratis o casi gratis. Fue tanto el éxito del público que nos animó a seguir. Más adelante, cuando ya conseguimos financiación empezamos a comprar películas o derechos de proyección y contactamos con realizadores directamente. Al principio resultaba extraño que se pudiera asistir gratis a una película, sin tener que rezar o cantar un himno político, y que además fuera sobre algo tan extraordinario y desconocido como la vida submarina. Por eso el éxito fue abrumador. El público aplaudía espontáneamente durante las proyecciones.

¿Cómo fueron los orígenes de las federaciones de buceo?
El origen fue un órgano dentro de la Federación Española Pesca que se llamó “Comité de Actividades Subacuáticas” presidido por D. Eugenio Calderón Sola de Santander. Las actividades subacuáticas crecieron y se fue pidiendo emancipación a la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, que presidió el general Moscardó, solicitándole una nueva Federación Española “de Actividades Subacuáticas”. Se hicieron reuniones con los que éramos presidentes de las federaciones provinciales. Yo entonces era delegado de Actividades Subacuáticas dentro de la Federación Guipuzcoana de Pesca y Actividades Subacuáticas, por lo que acudí representando a Guipúzcoa. Democráticamente en una época de dictadura yo escribí a los clubes federados para proponer unas elecciones y proponer un presidente para la recién creada Federación Guipuzcoana de Actividades Subacuáticas. Se propuso a dos candidatos, hubo un empate y al final se decidió que fuera yo el primer presidente de la Federación Guipuzcoana. En las primeras reuniones de la FEDAS, que fueron en Barcelona, no nos pagaban ni el desplazamiento ni las comidas, sólo las habitaciones del hotel.

¿Cuáles fueros los comienzos de la enseñanza del buceo en España?
Principalmente se distinguió desde un principio el escafandrismo, o buceo autónomo con botellas, del buceo a pulmón o apnea. Los que buceaban en apnea aprendían a base de acompañar a los más veteranos y para el escafandrismo se creó la primera escuela en España y se formaron los primeros monitores o instructores. Para eso se hizo un examen a los más veteranos, que ya sabían bucear con botellas, y fueron los primeros instructores, que hicieron cursos y editaron un primer libro para escafandristas. Sólo había dos titulaciones: escafandrista de primera y de segunda, ya que entonces no había estrellas. La mayoría de las licencias eran de pesca submarina ya que el equipo autónomo era muy caro.

¿Ha cambiado mucho el buceo desde entonces?
Ha mejorado mucho la técnica. Mejores equipos, mejores trajes, mejor enseñanza. Antes todo era voluntarioso y desinteresado. Por poner un ejemplo: yo me pagaba los viajes a Paris para asistir a las reuniones de la CEMAS, la FEDAS no los pagaba, y sin embargo te llegaban a decir “a ver si consigue un campeonato del mundo de fotografía submarina para Mallorca”, y lo conseguimos. Se celebró en Muro pero no fui invitado. Pero en general todo ha mejorado. Las cámaras de fotos, por ejemplo, antes eran enormes, pesadas, y envueltas en carcasas artesanales. Ahora son pequeñas y ligeras, aguantan profundidades increíbles y, sin embargo, obtienen imágenes de gran calidad.

Y el mar ¿también ha cambiado?
Si, pero en este caso a peor, desgraciadamente. Y eso duele de verdad. Estamos acabando con los recursos del mar y da verdadera pena bucear en lugares que antes has visto llenos de vida y ahora están empobrecidos. No se preocupan del mar. Antes un señor ponía dinero, se hacía armador, mandaba a unos pescadores por ahí y le venían repletos de peces, haciendo verdaderas fortunas y sin preocuparse lo más mínimo por las consecuencias de sus actos. Aquellos besugos, merluzas, anchoas, bonitos...están desapareciendo. Las especies que se recuperan un poquito lo hacen porque se dejaron de explotar por no ser ya rentables.

Por su trayectoria ha conocido a grandes figuras del buceo...
Sí y no debemos olvidarnos de esos pioneros gracias a los cuales hoy podemos bucear como lo hacemos: Un militar, Jacques Yves Cousteau y un ingeniero, Emile Ganan, hicieron posible el buceo autónomo tal como lo conocemos, aunque hubo otros antes que ellos que ya idearon formas de buceo autónomo, incluso con circuito cerrado. He tenido el gusto de conocer personalmente a pioneros como Hans Hass, que todavía vive, o Dumas que en 1947 consiguió un record bajando a 94 m. en el mar mediterráneo con un regulador Aqua Lung. También he conocido a Mayol, a Enzo Maiorca, Pellizari, que es maravilloso, a Pipin Ferreras, o a otro de los tres “musquemers” Philippe Tailliez, así como figuras locales como José Mancisidor, de Zumaia, uno de los sacrificados buzos históricos que hicieron des esta actividad su profesión.

 
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