ENTREVISTA

Carlos Villoch / Fotógrafo y cámara submarino
"Para hacer algo diferente, hay que romper las reglas"
Nació en 1969 en Bilbao, donde creció siempre cerca del Mar Cantábrico donde realizó sus primeras inmersiones. Ingeniero Informático de profesión decidió pegar un cambio a su vida y dedicarse a su pasión por el mar, lo que le llevó a las Islas Cayman a trabajar como instructor de buceo primero, y como fotógrafo y cámara submarino más tarde.
El destino le llevó a vivir y a trabajar en lugares como Australia y Papua Nueva Guinea. En su búsqueda por los mejores lugares de buceo del mundo ha recorrido 25 países y ha acumulado más de 4000 horas de inmersión que le han permitido completar una gran librería de imágenes, que desde 1997 comercializa a través de “MagicSea.com”, su agencia de fotografía especializada en temas submarinos. Colabora con prestigiosas revistas internacionales y sus fotos han cubierto más de 30 portadas.
 

¿Cómo definirías tu actividad profesional?
Fotógrafo submarino y director de la librería de imágenes Magic Sea. También trabajo con la agencia de Viajes de Buceo Abando Dive Travel en labores de documentación gráfica, imagen y diseño web. Es decir, mucho trabajo, viajes, buceo y fotos.

¿Cuándo supiste que te dedicarías a esto?
A principios de los noventa supe que me dedicaría al submarinismo. Estuve un tiempo trabajando como instructor en España, Inglaterra y luego en el Caribe. Fue allí donde se empezaron a publicar mis fotos y donde mi carrera empezó a enfocarse hacia la imagen submarina.

¿Qué aporta la fotografía submarina al mundo de la fotografía?
Complementa los 2/3 del planeta que las cámaras terrestres no pueden fotografiar. La fotografía es un arte que abarca muchísimas especialidades, tantas como actividades podamos imaginar. La fotografía submarina abre una ventana a técnicas y equipos muy diferentes a los utilizados habitualmente por otros fotógrafos de naturaleza. Aún así hay ideas comunes con las que experimentar dentro y fuera del agua, observando las tendencias en las diferentes especialidades. Un fotógrafo submarino puede aprender de un fotógrafo de pájaros y viceversa.

¿Y al submarinismo?
Al submarinismo aporta muchísimo. Los aficionados al buceo sólo pueden pasar unas pocas horas semanales (o anuales) bajo el agua, el resto del tiempo se tienen que conformar con las imágenes que sacan los fotógrafos. Desde la enseñanza hasta el marketing del último regulador o el artículo sobre el próximo destino donde viajaremos, todo depende de la imagen submarina, de lo que nos cuenta el fotógrafo con sus fotos.

Técnica, arte y negocio ¿Cómo se combinan?
A un nivel profesional se sobreentiende que la técnica fotográfica está controlada, es una herramienta para realizar imágenes que pueden ser artísticas, comerciales o ambas. Hay sujetos y situaciones que son especialmente comerciales, que no pueden faltar en cualquier buena librería de imágenes y que hay que ampliar constantemente. Las fotos más artísticas suelen ser menos vendibles, pero también tienen su mercado. Me produce más satisfacción vender una de éstas para un salón particular que no 50 fotos de peces para un libro de texto.

Luz, velocidad, ángulos, oportunidad... y flotabilidad. ¡Eso sí que es difícil de combinar!
La técnica de inmersión con o sin botella tiene que estar totalmente superada. En la fotografía submarina el buceo no es un fin, sino un medio para poder estar bajo el agua. Con las horas de práctica y mucha experimentación se consigue depurar la técnica fotográfica. Así estaremos preparados cuando se presente la oportunidad, que es lo más complicado de cuadrar. La Naturaleza es incontrolable y siempre será la variable más difícil de despejar.

¿Qué te resulta más complicado, sacar una buena foto o venderla?
Hay fotos que tienen mucho trabajo detrás y apenas se venden, y otras que fueron muy sencillas de tomar se venden muy fácilmente. Las peticiones de los clientes son de lo más variadas y hay que intentar anticiparse a las necesidades del sector. Mientras unos buscan imágenes de buceadoras con la melena suelta, otros necesitan fotos del apareamiento de una especie en particular. La temática submarina es amplísima y hay que satisfacer a todos.

¿Qué importa más, la sensibilidad del material o la del fotógrafo?
Sin duda la del fotógrafo. El equipo es una herramienta más a la que no doy demasiada importancia. Muchas de mis fotos más vendidas se tomaron haciendo snorkel con cámaras sencillas de un valor muy inferior al precio de venta de una de las fotos que tomaron. Tanto en mi equipo de buceo como de fotografía valoro su sencillez, funcionalidad, y robustez. Me gusta olvidarme del material y concentrarme en observar lo que sucede a mi alrededor.

Además de fotógrafo eres un gran viajero. ¿Qué lugar es el más difícil de fotografiar?
Probablemente Cocos, hay mucha acción, corrientes, y se trabaja profundo con lo que la falta de luz ambiental y tiempo de fondo no ayuda. Complicado de fotografiar, pero muy divertido. Sudáfrica también puede ser complicado por las condiciones del mar, aunque lo encontré muy similar al Cantábrico, al que estoy acostumbrado.

¿Y el más agradecido?
El Mar Rojo es muy cómodo para trabajar: aguas claras, calientes (en verano), mucho colorido y abundancia de temas para fotografiar. Cayman también ofrece condiciones muy favorables durante todo el año.

¿Tienes alguna especie preferida para fotografiar?
Últimamente me concentro en la medida de lo posible en los escualos y cetáceos. Los grandes encuentros en el azul son los que más me suben la adrenalina. También me gusta mucho trabajar cerca de la superficie, una zona a menudo ignorada y con mucho potencial para sacar provecho del comportamiento de la luz al cambiar de medio.

Hay muy buenos competidores ¿Cómo tratas ser genuino?
Es difícil no caer en clichés y acabar haciendo lo que hace la mayoría. Busco ideas con las que experimentar observando imágenes originales de otros fotógrafos, analizo la técnica con la que fueron tomadas y la manera de modificarla para aplicarla a otros sujetos. Y sobre todo, para hacer algo diferente, hay que romper las reglas, olvidar lo que dicen los textos y experimentar. Si te gusta el resultado, es válido; venderlo es otro tema...
¿Qué valoración te merecen los concursos fotográficos?
En su día me presenté a varios con buenos resultados y varios primeros puestos. Suelo hacer un seguimiento de las fotos presentadas y las ganadoras, y casi nunca estoy de acuerdo con el resultado. A menudo se valoran patrones muy vistos y se considera poco la originalidad. Profesionalmente prefiero invertir el tiempo en mantener la relación personal con mis clientes y explorando nuevas vías que mandando fotos a concursos. Aunque de vez en cuado todavía me animo a mandar alguna foto que me gusta personalmente si veo que el jurado puede tener un criterio suficientemente formado y si me gustan las fotos ganadoras de ediciones anteriores.

Competitividad y arte parece que vayan reñidas...
Sí, las limitaciones de tiempo, condiciones y escenario que se dan en los campeonatos no favorecen la inspiración. Hay días que simplemente no te apetece sacar fotos y otros que no puedes parar el dedo. Prefiero trabajar por libre e independientemente; en el agua cuanto menos gente, mejor.
Los campeonatos podrían ser una buena ocasión para concentrarse e intercambiar ideas, comentar material, etc. También puede ser muy positivo desde el punto de vista del aprendizaje, ver cómo otros fotógrafos han aprovechado las condiciones en las que uno no ha conseguido grandes resultados. Por lo general hay muy buena relación entre fotógrafos, pero a veces se oyen barbaridades de una minoría capaz de cualquier cosa por tener sus 5 minutos de gloria.

¿Tienes alguna manía profesional?
Nunca llevo bañador bajo el traje.

¿Puedes bucear sin cámara?
Hace tiempo que no lo intento. Te falta algo, no sabes que hacer con las manos... En sitios conocidos donde sé que no habrá sorpresas lo podría soportar. Pero llevo muy mal lo de perderme la ocasión “única” por no llevar la cámara.


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