MEDICINA
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Implantes dentales
 

¿Es aconsejable bucear si llevamos implantes dentales? Si vamos a someternos a una intervención de este tipo, ¿Cuanto tiempo debemos esperar antes de disfrutar de un viaje de buceo?
Antes de comprometernos a viajar es preferible disipar cualquier duda al respecto. La consulta al odontólogo en el último momento y sin tiempo de reacción es habitual y a veces supone la anulación de un plan estupendo.

Un implante dental consiste en sustituir la raíz del diente por una raíz artificial de titanio que se atornilla al hueso maxilar o de la mandíbula y sobre la cual se coloca la prótesis dental. Se realiza mediante una intervención quirúrgica que no es demasiado invasiva.

En una primera fase se practica una incisión en la encía para acceder al hueso y prepararlo para que reciba la pieza de titanio. Al día siguiente el paciente puede hacer vida normal. La encía cicatriza transcurridas una o dos semanas. El hueso necesita más tiempo, desde algunas semanas a varios meses, para que se suelde el tornillo de titanio -lo que se conoce como osteointegración-. Durante ese tiempo se puede llevar una corona provisional o un puente. Una vez que ha concluido la cicatrización, se fija una corona con aspecto de diente a la pieza de titanio.

En estas intervenciones el paciente es anestesiado localmente y sedado. El postoperatorio es similar a la extracción de una muela. Se trata con analgésicos y antiinflamatorios.

No se conocen casos de rechazo al implante. Lo que puede ocurrir es que el hueso no se integre alrededor de la pieza de titanio con suficiente fuerza y que surjan complicaciones derivadas.
Si el implante finaliza con éxito, que es lo más probable, no debe haber ningún problema a la hora de bucear. Si el proceso aun no ha concluido y, por ejemplo aun no se ha colocado el diente definitivo o la cicatriz no se ha cerrado del todo, no es aconsejable bucear porque pueden surgir molestias inoportunas. El principio de precaución se impone en estas situaciones.

Sin embargo, será el especialista que nos ha tratado el que nos de el visto bueno para bucear. El odontólogo valorará la envergadura de la operación y sus posibles complicaciones ya que no es lo mismo un solo implante en una persona joven que varias piezas en una persona de edad más avanzada. No siempre los procesos de osteointegración son rápidos.
Si llevamos implantes dentales, como recomendación general para bucear, conviene no morder la boquilla del regulador o del tubo de snorkel demasiado fuerte y por supuesto no usar los dientes para nada que no sea comer, como abrir botes, tirar de correas, sujetar linternas o cualquier otra actividad que ponga en riesgo las piezas dentales.

Si pensamos adquirir un regulador y coincide que nos hemos puesto implantes o ya los llevamos será mejor probar la boquilla para comprobar que no molesta. También es recomendable usar latiguillos flexibles y suaves que eviten tensiones en la segunda etapa. En el mercado existen una gran variedad de modelos y seguro que damos con uno que se adapte a nuestras necesidades.

Respecto a Las piezas dentales provisionales que se colocan antes de un implante, pueden presentar graves complicaciones durante el buceo. Se implantan destinadas a durar un periodo de tiempo mínimo para ser después retiradas con facilidad, rapidez y bajo coste. Son habituales en endodoncias que requieren varias sesiones y, debido a la porosidad y permeabilidad de los materiales que se utilizan y al riesgo que presentan de retener burbujas de aire que pueden aumentar de tamaño durante la ascensión a superficie, se recomienda no practicar el buceo mientras no son sustituidas por las piezas definitivas.

Además de las complicaciones derivadas de los implantes provisionales que requieren, las endodoncias, pueden provocar, por el aumento de presión que experimentamos al descender en profundidad, migraciones de microorganismos a regiones de alto riesgo dentro de un mismo diente. Los especialistas aconsejan no practicar el buceo y someterse a un tratamiento con antibióticos.
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Con las prótesis removibles, el principal riesgo es el de desplazarlas, e incluso tragarlas, durante la inmersión. Para evitarlo conviene desprendernos de ellas o ajustarlas fuertemente. Diseñarnos y construirnos una boquilla de regulador, anatómica y personalizada, puede ser de gran ayuda, además de que evita la erosión de los tejidos blandos perilabiales y el dolor que produce el esfuerzo muscular prolongado que requiere la sujeción de las boquillas habituales.

 
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