MEDICINA
TEXTO Y FOTOS:
De lo que se come se cría
 
El rendimiento bajo el agua puede variar en base a la calidad y cantidad de los alimentos que tomemos. Si no nos alimentamos adecuadamente el disfrute tan esperado puede reducirse por cansancio o molestias durante la inmersión. Es recomendable que las comidas previas al buceo no sean copiosas para evitar que la presión y la posición cabeza abajo produzcan reflujos gástricos incómodos cuando buceamos. También es aconsejable esperar un tiempo prudencial para evitar los cortes de digestión.

Normalmente las mejores inmersiones se realizan a primera hora de la mañana para disfrutar del mar en calma, por lo que el típico desayuno de un simple café con leche resulta insuficiente y puede desembocar en un proceso de hipoglucemia. Si buceamos a primera hora, lo ideal es un tentempié a base de leche o yogur, fruta o zumos, y cereales. Sin embargo, en algunas personas la ingesta de zumos de frutas, y sobretodo aquellos ricos en vitamina C, incrementan la producción de jugos gástricos en el estómago, favoreciendo situaciones de mareo durante la inmersión. Después de haber realizado la primera inmersión del día, se debe optar por un desayuno más consistente, con tostadas, galletas, huevos o algún embutido no muy graso como jamón cocido o pechuga de pavo. En el caso de ingestión de ciertas galletas, conviene estudiar su composición, pues cada vez contienen mayores cantidades de grasas, no recomendables para la práctica del buceo. El tipo de alimentación destinada a proporcionar energía rápida debe ser a base de carbohidratos complejos (pastas, patatas, arroz, sémola, etc.) porque son fáciles de digerir, contribuyen a evitar la fatiga muscular y a recuperar el calor corporal. Los carbohidratos simples (dulces, mermeladas, miel) pueden producir hiperglucemia, lo que induce a un rápido incremento en la secreción de insulina, con una posterior hipoglucemia, que puede coincidir justo en el momento de la inmersión, por eso son menos recomendables.

 



Gases indeseables
Las legumbres, alcachofas y guisantes provocan fermentaciones intestinales acompañadas de muchos gases. Estos gases, que también son ingeridos cuando tomamos bebidas carbonatadas, pueden dar lugar a molestias intestinales durante la inmersión debido a las compresiones y expansiones a las que se ven sometidas cuando descendemos y ascendemos.

Si se sigue una dieta de tipo vegetariano hay que tener en cuenta que se absorbe más lentamente, por ser rica en fibra, lo cual retrasa la absorción de los carbohidratos de absorción rápida que obligatoriamente deben estar incluidos en esta dieta. Lo mejor es empezar a ingerir este tipo de alimentos 2 ó 3 horas antes de la inmersión, para compensar el retraso en la absorción de los carbohidratos. Los suplementos proteínicos que utilizan algunos deportistas para mejorar el rendimiento no deben utilizarse en varios días previos al buceo, ya que su alto contenido en sodio puede inducir a la deshidratación. Y si estamos siguiendo una dieta de adelgazamiento muy estricta, deberíamos seguirla con algo menos de rigor los días en que buceemos.

La alimentación que requiere un buceador no es diferente a la que necesita una persona activa y sana. La actividad física del submarinismo es de tipo aeróbico y de intensidad media. El gasto energético de cada buceador durante las inmersiones depende del nivel de esfuerzo realizado, la duración del buceo, la temperatura del agua, técnica y experiencia del buceador, pero en general se estima que el consumo medio de energía es de 300 a 450 calorías para una inmersión en condiciones normales y de una hora de duración.

 
Copyright (c) 2001 BUCEO XXI - S.G.I. Asociados - Todos los derechos reservados