MEDICINA
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Envenenadas Delicatessen
El tetrodotoxismo o envenenamiento por ingestión de peces globo o tamboriles y peces erizo ya no es algo tan exótico y desconocido como lo era el “Fugu”.
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El hombre, desde siempre, ha pescado en el mar para alimentarse utilizando todo tipo de artilugios y aparejos. De las 20.000 especies de peces que existen, sólo se pescan con fines alimenticios unas 300, incluyendo a algunas especies venenosas.
Los peces globo o tamboriles (Tetraodóntidos) y los peces erizos (Diodóntidos), son considerados en la cocina japonesa una “delicatessen” a pesar de que provocan en Japón más de 150 muertes al año, pues si no son correctamente cocinados son peligrósamente tóxicos.
En el mar pocas estrategias de defensa son tan completas como las de estos organismos. Estos torpes y lentos animales al sentirse atrapados o amenazados, reaccionan inmediatamente tragando agua o aire con lo que aumentan su volumen considerablemente a la vez que ponen en erección sus púas. En este estado difícilmente puede ser engullidos por ningún depredador.
Además de esta conocida facultad para inflar enormemente su estómago, estos animales producen una toxina en sus gónadas llamada tetradotoxina o fugutoxina, que se acumula posteriormente en su piel y en su hígado sin que a ellos mismos les afecte. Es un poderoso agente bloqueante que deteriora el funcionamiento de la bomba de sodio de las membranas celulares, afectando a la trasmisión nerviosa a nivel sensorial, motor y simpático, y deprime la función cardiaca. La tetradotoxina es poco soluble en agua, no se inactiva con la cocción y para agravar la situación, no se conoce actualmente ningún antídoto.
Debido a que en la actualidad la mortalidad por esta intoxicación alimentaria resulta ser superior al 50%, es considerada la intoxicación más grave producida por peces.

La intoxicación se produce por la ingestión de estos tejidos concretos del animal no afectando a la parte muscular del animal. Los experimentos realizados en ratones han confirmado que se requieren concentraciones mínimas de 10 ugr/kg para producir la muerte del animal.
A pesar del veneno mortal, estos peces son comidos con gran placer y expectativa en Japón, y últimamante, como novelería, en otros países como Estados Unidos. Su carne es comestible porque habitualmente sus músculos están libres de tetrodotoxina. Con ellos se prepara el famoso “Fugu”. Los cocineros que preparan este plato, requieren tres años de aprendizaje antes de que se les autorice a cocinarlo, y el restaurante que lo incluye en su carta, necesita una licencia especial del Ministerio de Sanidad.
En el caso que no se prepare correctamente o se ingiera por desconocimiento, los síntomas aparecen entre los 20 minutos y las 3 horas siguientes. Todo comienza con parestesias u hormigueos en la cara, la boca y la lengua, así como entumecimiento de las extremidades y la punta de los dedos. Sobrevienen náuseas, vómitos, diarrea y dolor de cabeza punzante. La situación empeora con aparición de mareos y vértigo, dificultad para hablar y deglutir, falta de coordinación motora y parálisis muscular. La respiración se va a haciendo cada vez más difícil, surgen arritmias, cianosis y finalmente se produce la muerte.
El tratamiento del tetradotoxismo consiste en limitar al máximo la absorción de la toxina y aliviar la sintomatología, puesto que hoy en día, y como se ha dicho anteriormente, no existe antídoto. Es recomendable realizar un lavado gástrico, mientras que el tratamiento específico lo determinará el médico basándose en el estado general del paciente, en la tolerancia a determinados medicamentos, así como en la fase en la que se encuentre la intoxicación.

 


 

 

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