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La necrosis ósea puede ser consecuencia
de prolongadas estancias en el agua en combinación con otros
factores que predisponen a la enfermedad
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La osteonecrosis disbárica o necrosis ósea aséptica
puede aparecer en todo tipo de buceadores, con más frecuencia
en los buceadores profesionales por sus prolongadas estancias en el
agua. Recibe el apelativo de aséptica, porque no interviene
en ella ninguna infección.
La muerte del tejido óseo se produce por las microembolias
generadas por las burbujas de nitrógeno intravasculares.
Las lesiones se producen principalmente en articulaciones de hombros,
caderas, y rodillas, pero también en las diáfisis (cuerpo
o tallo de un hueso largo comprendido entre sus dos extremos o epífisis).
Las lesiones diafisarias suelen localizarse en el fémur inferior
y la tibia superior.
En su inicio, no aparecen síntomas claros de la enfermedad.
En la mayor parte de los casos, la necrosis ósea se descubre
casualmente durante otro tipo de exploraciones y estudios, sin que
hayan aparecido molestias previas.
Los dolores surgen en el momento en el que una afección situada
junto una de las articulaciones se agrava suficientemente provocando
síntomas clásicos de una artritis o de un traumatismo.
Para identificar la enfermedad no sólo son necesarias las exploraciones
médicas pertinentes, sino una completa recopilación
de datos personales, familiares y laborales que orienten al médico
sobre el diagnóstico correcto.
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Existen
factores que predisponen más a padecer esta enfermedad y son
muy importantes a tener en cuenta para diagnosticar la necrosis ósea.
Entre ellas destacan:
* Anemias.
* Diabetes.
* Aumento de ácido úrico o gota.
* Medicación con esteroides.
* Alcoholismo.
* Hepatitis y pancreatitis.
* Artritis reumatoide y traumatismos.
* Trabajos en atmósferas hiperbáricas o buceo.
* Etc.
El pronóstico de esta enfermedad casi siempre profesional,
depende del lugar dónde se localice la necrosis. En general,
las lesiones diafisarias permiten la práctica del submarinismo
y no es necesario el tratamiento, mientras que las lesiones articulares
de hombros, caderas, y rodillas, pueden invalidar laboralmente a la
persona de forma permanente, no pudiendo llevar a cabo su trabajo
habitual. En el caso de que la enfermedad no nos retire definitivamente
del buceo, al menos se requiere generalmente reposo del área
afectada durante meses, e incluso intervenciones quirúrgicas
con posibles implantaciones de prótesis en la cabeza del fémur
o del húmero.
La recomendación general para todos aquellos buceadores, que
bien por su trabajo o bien por diversión se sumerjan de forma
muy frecuente, es que periódicamente se hagan una radiografía
de las zonas anteriormente citadas ya que son más susceptibles
de padecer la enfermedad.
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