MEDICINA
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Estomágos heridos
Ulceras pépticas
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Al igual que otras situaciones médicas, los trastornos digestivos pueden debilitar al buceador e impedirle llevar a cabo determinadas actividades físicas temporalmente. Además, el riesgo de que se produzcan vómitos bajo el agua puede desembocar en ataques de pánico, subidas rápidas, aspiración e inclusive ahogamiento, si la situación no se controla y no se tiene un mínimo de experiencia para saber reaccionar correctamente.

El término “úlcera” provine del latín: significa llaga. Por tanto, la úlcera es una erosión del tejido, y con úlcera péptica nos referimos tanto a la úlcera duodenal como a la úlcera gástrica. Así, los tejidos afectados son el duodeno o primera porción del intestino delgado, y el estómago. Aunque las localizaciones son diferentes, los aspectos causales y características clínicas hacen que se estudien como entidad única. Es una de las enfermedades de mayor difusión, llegando a afectar al 5-10 % de las personas, con predominio de los hombres con respecto a las mujeres, sobre todo en el caso de la úlcera duodenal. La base de esta enfermedad, que no es contagiosa, es la secreción anormal de ácido clorhídrico y pepsina combinado con anomalías en la defensa natural de la mucosa duodenal o gástrica. Por tanto, la mucosa no puede proteger al estómago ni al intestino de los efectos corrosivos del jugo gástrico.
Ambas úlceras son enfermedades crónicas, y muy frecuentemente están causadas por la bacteria Helicobacter pylori, aunque también existen otras causas como el estrés, tabaquismo, ciertos medicamentos como la aspirina o ciertos antiinflamatorios no esteroideos como el diclofenato, ibuprofeno o el naproxeno, que irritan la mucosa y provocan acidez. Aproximadamente 2/3 partes de la población mundial están infectados por esta bacteria, pero la mayoría no manifiestan ningún síntoma relacionado con la infección. Algunos de sus síntomas incluyen quemazón y ardor, dolor abdominal, aerofagia, sensación de pesadez de estómago, fatiga, sensación dolorosa de hambre, pérdida de apetito y de peso, etc. Estos síntomas pueden aparecer repentinamente y pueden complicarse con hemorragias, que pueden producir anemia. El diagnóstico se realiza actualmente mediante una gastroscopia, que consisten en introducir a través de la boca un tubo de fibra óptica obteniendo imágenes en directo de la mucosa del estómago y del duodeno.

Aunque la dieta no puede curar las úlceras, sí supone un tratamiento complementario puesto que evita la irritación de la mucosa digestiva inflamada, y suprime el reflujo de los jugos ácidos al esófago, lo que favorece su cicatrización y la resolución de sus síntomas. La dieta básicamente consiste en fraccionar la alimentación, siendo preferible tomas frecuentes cada 2-3 horas y de poco volumen, ya que tienen un efecto neutralizante y reductor de la distensión gástrica. Se deben evitar los alimentos ricos en fibra, las bebidas gaseosas, la comida muy caliente o muy fría, el café, etc. Es decir, todos aquellos alimentos o bebidas que puedan provocar irritación o estimulen la secreción gástrica.
El tratamiento de las úlceras dependerá de la existencia de infección de Helicobacter pylori o no.
* Si existe infección (según las estadísticas, el 80% de las úlceras gástricas son causadas por esta bacteria), el tratamiento irá dirigido a eliminarla mediante una combinación de antibióticos como metronidazol, tetraciclina, claritromicina o amoxicilina, y fármacos antisecretores gástricos inhibidores de la bomba de protones como pantoprazol, omeprazol , ranitidina, famotidina o cimetidina. Más del 90% de estas úlceras son tratadas así de forma efectiva y no hay recurrencia.
* Si no hay infección, hay que tratar los posibles síntomas causales como el estrés físico o psicológico, la toma de cierta medicación, etc. Aunque en este caso, no se puede asegurar que la curación sea definitiva.

En cuadros de mayor gravedad como en el caso de sangrados, perforación de la pared gástrica u obstrucciones que no responden a otro tipo de tratamientos, se debe recurrir a la cirugía.

El buceo, por tanto se desaconseja para todas aquellas personas que manifiesten los síntomas de la úlcera péptica activa, aunque si remiten durante al menos un mes, se puede retomar la actividad de nuevo.


 

 

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