Los tres son investigadores de Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) que están realizando trabajos de buceo científico, un valioso pero desapercibido modo de hacer investigaciones oceanográficas. Los oceanógrafos utilizan herramientas y técnicas que dependen mucho del redes de robots autónomos. La mayor parte de las mediciones o toma de muestras se realizan con los científicos permaneciendo a bordo de un barco o en tierra firme. Los robots sustituyen a las manos y los ojos de las personas, tomando muestras con más frecuencia, por mayor espacio de tiempo, en aguas más profundas y en peores condiciones de las que pueden soportar las personas. Pero el buceo es la única técnica que permite a los científicos extender su propia investigación bajo el agua.
El factor humano
"El programa de buceo científico de WHOI ofrece acceso a aguas poco profundas a gente que necesita observar o manipular cosas en lugares donde no se puede hacer con aparatos a control remoto" afirma Larry Madin, Director de Buceo Científico y de Investigación del WHOI. "Es mucho más efectivo estar allí en persona y ver qué es lo que estás haciendo"
En los años 50 y 60, conforme el buceo se hacía popular para el ocio, se fue transformando también en un instrumento estándar para la investigación y el apoyo logístico de los equipos. El buceo científico, de todos modos, no es lo mismo que el buceo deportivo o de ocio, aunque se practique en los mismos lugares. "Nosotros distinguimos buceo científico del buceo comercial-profesional y del buceo deportivo o de ocio", afirma Madin. "Los buceadores deportivos bucean para pasar un buen rato y pueden elegir bucear o no. Los buzos comerciales, por otro lado, trabajan en condiciones difíciles, tienen un trabajo que hacer y una agenda con la que cumplir. El buceo científico se encuentra en medio de estos dos extremos. Tenemos un trabajo que hacer, pero es un trabajo que nosotros mismos hemos elegido, porque es nuestra propia investigación. Tenemos un cierto grado de elección en cómo lo hacemos, pero va más allá de pasárselo bien y disfrutar, y probablemente vamos a usar equipos inusuales y complejos que un buceador deportivo no va a usar nunca, realizando tareas que obligatoriamente tenemos que cumplimentar en un tiempo determinado, siendo responsables a la hora de tomar muestras y de anotar datos, y al mismo tiempo, buceando seguros y velando por las gente que trabaja con nosotros".
Preparación especial
El buceo científico requiere un entrenamiento especializado. El programa de buceo del WHOI ofrece ese entrenamiento. WHOI ha tenido tres monitores especializados en buceo científico: David Owen (1953-1980), Terry Rioux (1980-2010) y Edward O'Brien en la actualidad. El programa que han desarrollado a lo largo de los años ha formado y certificado a un total de 418 buceadores, preparándolos para cualquier condición que sus investigaciones requieran y ayudándolos a mantener sus expectativas.
"No perdemos el tiempo", dice O'Brien. "Aquí tenemos un lema: La ciencia controla al buceo". Los buceadores llegan a él con un problema, describen lo que quieren lograr bajo el agua y entonces hablan de ellos hasta dar con una solución que permita investigar de forma segura. "Todo el secreto es entrenar", dice. "Cualquier cosa es posible si la vas haciendo poco a poco y enfocada hacia un objetivo claro".
WHOI pertenece a la American Academy of Underwater Sciences (AAUS), una organización profesional fundada por buceadores científicos para instituciones de investigación de los EE. UU. AAUS define que es el buceo científico, promueve procedimientos y líneas de actuación seguras y hace seguimiento de los logros seguros. Un buceador certificado en WHOI puede viajar a cualquier institución de la AAUS y ser aceptado como buceador con reconocimiento de su capacidad.
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Tres escenarios a cielo abierto
Buceo en aguas poco profundas: Los beneficios de estar in situ. Hay investigaciones muy importantes en aguas poco profundas como las que afectan a los arrecifes de coral, la ecología de los peces o la topografía del fondo marino que requieren largos periodos de tiempo ininterrumpido de observación en pequeñas áreas, algo imposible de hacer con buceo libre o snorkeling. El buceo con botella permite al investigador mayor tiempo de observación con la experiencia de estar in situ en el entorno donde se realiza la propia investigación, más allá de los estudios experimentales de laboratorio.
Buceo en el océano abierto: buceo en el Gran Azul. Permite a los investigadores estudiar los organismos más frágiles: animales transparentes y ligeros como las medusas que se rompen con las herramientas tradicionales como las redes de plankton. Los científicos deben pasar mucho tiempo en el agua para estudiar los habitats de estos animales gelatinosos, en medio del océano azul sin fondo, a la deriva con el resto del plankton.
Buceo en aguas frías: llegar al límite por investigar. El estudio de las aguas frías, por su rica e importante biodiversidad está entre los principales objetivos de los oceanógrafos. El equipo es más pesado y voluminoso y el frío afecta a la destreza y capacidad, por lo que las inmersiones deben ser cortas para poder compensar y aun así hacer el trabajo correctamente. Los científicos trabajan en invierno, en latitudes elevadas o en el Ártico y en la Antártida. Para poder experimentar con animales o mantener el equipo de investigación submarina en estas condiciones extremas, los buceadores requieren mucha experiencia y precaución. |
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