Este
agujero azul se localiza a 100 km de distancia de Belice City, la
capital del país, y está ubicado en el arrecife Lighthouse,
el más alejado de los tres atolones que posee este pequeño
estado caribeño (los otros dos son el Turneffe y el Glover's
Reef y son igualmente famosos por sus espectaculares puntos de buceo).
Desde la ciudad de San Pedro, en Cayo Ambergris (que es la conocida
como "La isla bonita" que se nombra en la famosa canción
de Madonna) potentes embarcaciones de buceo (preparadas para transportar
a más de 30 submarinistas de una vez) visitan este lejano
lugar (poco más de dos horas de navegación), situado
dentro del llamado Parque Nacional Blue Hole, una reserva marina
en la que hay que abonar 40 dólares americanos para poder
acceder (para bucear, snorkelear, avistar pájaros o, simplemente,
para visitar sus playas desiertas).
Cuevas
sumergidas
Desde el aire, el Blue Hole -declarado Monumento Nacional- se muestra
como una superfice redonda perfecta de un azul profundo que contrasta
con las aguas color turquesa del entorno. En medio del atolón
se aprecia un borde circular formado por el coral (a veces sobresale
del agua) que ofrece dos entradas al interior del agujero para las
embarcaciones en forma de estrechos canales. Tiene 304 metros de
diámetro y una profundidad aproximada de 130 metros. Ha sido
descrito como uno de los mejores lugares de buceo del planeta porque
ofrece dos diferentes tipos de inmersión. Por un lado, se
trata de un fenómeno natural único desde el punto
de vista geológico, ya que el agujero, a partir de los 30
metros de profundidad, se abre, se ensancha, como una olla donde
se localiza un complejo sistema de cuevas y pasadizos caracterizado
por espectaculares estalactitas que cuelgan del techo. Gruesas y
abigarradas, de cerca de un metro de ancho, estas columnas penden
de un techo que comienza a los 30 metros y se prolongan hasta los
50 metros de profundidad. Esta característica petrográfica,
de primera, nos da una pista sobre el pasado geológico del
Blue Hole: en algún momento
de su existencia estas cuevas estuvieron sobre el nivel del mar,
ya que es la única forma posible de que se formen las estalactitas.
Efectivamente, hace 10.000 años, en la última glaciación
o Edad del Hielo, estas cavernas eran aéreas. Cuando el hielo
se derritió y el nivel del mar subió, las grutas se
inundaron y quedaron sumergidas bajo el Caribe. Con el tiempo, los
corales colonizaron la zona y se formó lo que hoy conocemos
como el Blue Hole.
Descompresión animada
La inmersión que proponen los centros de buceo que hasta
aquí llegan tienen siempre el mismo perfil. En los primeros
minutos se realiza un descenso directo a la zona de las cuevas,
entre 34 y 42 metros, para que los buceadores se deslicen entre
las espectaculares estalactitas. Al bucear bajo la curva de seguridad,
siempre se entra en DECO, acumulándose entre 3 y 8 minutos
de parada de descompresión. Un tiempo que, si la inmersión
se realiza según los cálculos de los divemasters,
desaparecerá en la parte final de la inmersión, antes
de que se inicie el ascenso a superficie. Tras ver las grutas, se
sube al borde del agujero y allí, comienza la otra "aventura".
Entre el abismo azul y un fondo arenoso en pendiente (a 10-12 metros
de profundidad) salpicado de pequeñas esponjas y corales,
se divisan barracudas, grandes meros y ¡enormes tiburones!
de varias especies, concretamente, grises de arrecife, nodrizas,
puntas blancas, toros y, dependiendo de la época del año,
martillos y tigres. La mayoría de los avistamientos se ven
en el azul, a distancia, sobre el centro del Blue Hole, aunque siempre
hay algunos ejemplares más atrevidos que se acercan a los
buceadores e, incluso, pasan en medio del grupo. Esto es una gran
atracción, incluso, para los no buceadores, ya que estas
excursiones al Blue Hole están abiertas a los aficionados
al snorkel.
Cayos
de Lighthouse Reef
Pero el Blue Hole, con toda la leyenda y el mito que lo rodea, es
sólo un aperitivo
de la jornada de buceo que proponen los centros beliceños
que por aquí operan. Realizada la inmersión profunda,
el resto del día, la expedición se dedica a explorar
los cayos de alrededor que conforman el área marina protegida
de Lighthouse Reef. En este atolón hay 56 kilómetros
lineales de pared arrecifal de impresionante belleza. Este muro
nace a 1.000 metros de profundidad y llega hasta los 12 durante
una milla de extensión. A lo largo de todo este paraíso
hay innumerables puntos de buceo, destacando entre ellos el conocido
como Half Moon Wall (La pared de la Media Luna). Con visibilidades
que superan los 30 metros, la pared está completamente colonizada
por varios tipos de coral, exuberantes gorgonias abanico y enormes
y coloridas esponjas barril. Tortugas, morenas, peces loro, snapers
y un sinfín de pequeñas especies tropicales convierten
estas aguas someras en un verdadero acuario multicolor. En superfice,
para comer y disfrutar de la naturaleza el Cayo de la Media Luna
es el lugar perfecto. Se trata de un área protegida (declarada
Monumento Natural) frecuentada por los amantes de la observación
de aves. La razón principal que motivó la creación
de esta reserva fue la protección del ave llamado bobo pata
roja y su hábitat. Junto a él, en aparente armonía,
convive el pájaro fragata. Se han registrado unas 98 especies
de aves en el cayo, de las cuales 77 son migratorias, como el halcón
marino, el chipe de manglar y la paloma de corona blanca.
Todo este entorno está situado al sur de Belice, en los islotes
más alejados del país y, aunque hay algún resort
perdido entre estos atolones, la vida civilizada está en
torno a los
cayos mayores, Caulker y Ambergris, ambos en el norte. En éste
último, donde la única ciudad se llama San Pedro,
los centros de buceo cuentan con casi medio centenar de puntos de
buceo donde se puede disfrutar de la belleza de los arrecifes beliceños
-muchos de los cuales están catalogados como Patrimonio de
la Humanidad por la Unesco-, donde los más destacados son
Hol Chan Cut (en el Parque Marino de Hol Chan), Pescador Cavern,
Journey's End, Rocky Point Canyons, Bacalar Chico Cayons (en el
Parque Nacional de Bacalar Chico), aunque la popularidad se la llevan
dos feeding: el de Shark Ray Alley, en las que las protagonistas
son las rayas, y el de Esmeralda Canyons, en donde a los que se
les da de comer son tiburones nodriza y enormes meros tigres. Ambas
inmersiones, además de caóticas, son muy espectaculares,
aunque resultan un poco "circo", muy al gusto de los submarinistas
norteamericanos. No en vano estamos el territorio yanqui. Ellos
mandan aquí. Sobre el agua, la pequeña y acogedora
ciudad de San Pedro y la isla son una verdadera delicia caribeña,
tal y como lo describe Madonna en su famosa canción: “Anoche
soñé con San Pedro (...) Brisa tropical de la isla.
Toda la naturaleza salvaje y libre. Aquí es donde quiero
estar. La Isla Bonita”
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