2010-03-25
25/03/2010 Los crustáceos y la vacuna contra la hepatitis B


 

  Fuente: www.farodevigo.es

La investigadora viguesa Belén Díaz Freitas ha desarrollado una vacuna intranasal contra la hepatitis B más efectiva que las actuales gracias a la función coadyuvante que aportan las nanoestructuras de quitosano, un tipo de fibra que se obtiene mediante procesos químicos de los caparazones de crustáceos como langostas o cangrejos.

La experta, que pertenece al grupo de Inmunología de la catedrática África González, colaboró en su estudio con equipos de prestigio como el de nanotecnología que lidera Luis Liz en Vigo y el de Farmacia de la Universidad de Santiago, encabezado por María José Alonso, así como con expertos del Instituto de Nanociencia de Aragón y del Instituto Catalán de Nanotecnología.

Díaz, licenciada en Biología, investigó la respuesta inmunológica provocada tras la administración de las nanopartículas de quitosano unidas al antígeno de la hepatitis B, "una de las enfermedades que provoca más muertes en países en vías en desarrollo, además de ir asociada a otras como el VIH", destaca la propia investigadora. Los resultados obtenidos también fueron positivos en el caso de las vacunas intramusculares, pero la intranasal "resulta un método de administración más ventajoso que la jeringa".

Biosensor

Este hallazgo forma parte de la tesis de Díaz, por la que obtuvo la máxima calificación recientemente. La investigadora también ha trabajado en un biosensor electroquímico para detectar las leucemias linfáticas humanas.

La experta combinó un anticuerpo monoclonal humano con nanopartículas de oro en muestras de cultivo celular quitar para demostrar que el biosensor diferencia con exactitud las células tumorales in vitro generando una sensación electroquímica que advierte de su presencia. Esta capacidad abre las puertas a su posible utilización en muestras reales.

"El anticuerpo por sí solo es capaz de detectar en un alto porcentaje las leucemias linfáticas en muestras procedentes de pacientes que sufren esta enfermedad", destaca Belén Díaz.
La posibilidad de aplicar nanopartículas in vivo sin riesgo supone un avance muy importante para la biomedicina, ya que abren la puerta a su utilización como transportadores de fármacos o para la regeneración de tejidos, entre otras aplicaciones.

 

 

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